China
China vuelve a hacer temblar las bolsas de todo el mundo
Los mercados de Shanghái y Shenzhen vivieron ayer su jornada más corta de la historia, a pesar de lo cual perdieron por encima del 7%
Los mercados de Shanghái y Shenzhen vivieron ayer su jornada más corta de la historia, a pesar de lo cual perdieron por encima del 7%
Las bolsas chinas vivieron ayer la jornada más corta de su historia. En tan sólo media hora los parqués del gigante asiático abrieron, se dieron un respiro de 15 minutos y bajaron la persiana para el resto del día dejando unas pérdidas del 7%. El desplome se produjo después de que el banco central del país (PBOC) llevara a cabo una depreciación del yuan que lo dejó en mínimos de hace cinco años, una rebaja cuyas consecuencias hicieron temblar al resto de las bolsas mundiales, desde Tokio (-2,33%), hasta Milán (-1,14%), pasando por Madrid (-1,50%) o Fráncfort (-2,29%), el mercado más afectado. El día pudo acabar peor, porque las pérdidas llegaron a superar por la mañana el 4% en algunas plazas.
Sólo doce minutos después de que comenzara la sesión, el índice CSI 300 –que agrupa los títulos de las trescientas mayores compañías que cotizan en Shanghái y Shenzhen– cayó un 5%, lo que obligó a paralizar la compraventa de acciones en ambas plazas durante un cuarto de hora.
Tras reanudarse la jornada y lejos de frenar la tendencia bajista, el volumen de transacciones se disparó y tres minutos fueron suficientes para que el selectivo alcanzara unas pérdidas del 7,2%. En ese momento se suspendió la sesión bursátil en los dos mercados de acuerdo con el mecanismo que entró en vigor el pasado lunes y que, según informó ayer la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV), queda suspendido desde hoy.
La CRMV justificaba la eliminación de la recién estrenada normativa alegando que, pese a que no ha sido la razón principal de la debacle, ha tenido más efectos negativos que positivos. Al cierre de la sesión, el índice Shanghái Composite se dejó un 7,3% mientras que el indicador de referencia de Shenzhen se hundía hasta un 8,35%. La Bolsa de Hong Kong, que continuó operativa al no estar obligada a aplicar el nuevo mecanismo, también se vio afectada y el Hang Shen cayó un 2,4%.
La clausura prematura de la jornada de ayer fue la segunda después de que el pasado lunes ya se adelantara el cierre, tras la puesta en marcha de una normativa que fue impuesta por la CRMV para evitar jornadas de pánico como las que se vivieron en agosto de 2015. Una regulación que en sus cuatro días de vida fue ampliamente criticada por los expertos porque desconcertaba a los inversores. Steven Sun, analista del HSBC, declaró antes de conocerse su anulación que esperaba su revisión «para ayudar a proteger (los mercados) en lugar de acabar con la liquidez».
En otro intento por poner freno a los altibajos de los parqués chinos, las autoridades del país anunciaron el martes una inyección de liquidez en fondos por valor de 18.500 millones de euros, que dio un mínimo respiro.
El yuan, de mal en peor
Sin embargo, el detonante que desató ayer la desconfianza entre los inversores fue la devaluación del yuan que llevó a cabo el PBOC. La rebaja de un 0,5% de la tasa de referencia de su moneda –la octava consecutiva– dejó la divisa china en su nivel más bajo desde 2011, con 6,5636 yuanes por dólar estadounidense.
Este reajuste añadió aún mayor incertidumbre sobre la salud de la segunda economía mundial. Angus Nicholson, estratega de mercados de IG Securities en Australia, declaró que la rebaja «ha elevado la preocupación de que se produzca una crisis deflacionaria global». En la misma línea y con la finalidad de apuntalar la confianza de los inversores, las autoridades chinas anunciaron ayer la prórroga del veto que pesaba sobre los accionistas que poseen más del 5% del capital social de una empresa y a los que desde hace seis meses no se les permitía vender sus títulos.
La norma impuesta por la CRMV que finalizaba hoy mismo ha pasado de ser algo temporal a tener carácter permanente «para prevenir posibles oleadas de ventas de acciones y ayudar a estabilizar el mercado». Desde este sábado, los accionistas solamente podrán vender un máximo del 1% del total de acciones de la compañía cada tres meses y con la obligación de anunciar al mercado los detalles de la venta con un plazo de antelación de al menos 15 días a la fecha de ejecución.
Sin las nuevas restricciones, cerca de un billón de títulos –por valor aproximado de 176.300 millones de euros– hubieran quedado desbloqueados el próximo lunes, transacciones que los millones de pequeños inversores chinos esperaban con temor.
No obstante, las dudas sobre la rápida desaceleración de la economía del gigante asiático van más allá de sus fronteras y la situación de pánico se está apoderando de muchos mercados. El influyente inversor George Soros dijo en un foro económico en Sri Lanka que «China tiene un problema de ajuste importante . Yo diría que equivale a una crisis. Cuando veo los mercados financieros, hay un serio desafío que me recuerda a la crisis que tuvimos en 2008», apuntó.
Las claves
- EL PIB ECHA EL FRENO. Los principales temores de los inversores están en la ralentización del crecimiento económico. En 2015, el PIB subirá el 6%. Es mucho para compararlo con cualquier país europeo, pero China creció en 2010 un 10,6%.
- PRECIO DEL PETRÓLEO. El barril de Brent cerró ayer con una nueva caída, esta vez del 1,4%, hasta situarse en 33,75 dólares, el nivel más bajo de los últimos doce años. Los analistas creen que está muy lejos aún de tocar suelo y que tiene que bajar más.
- POCO CONSUMO. China está tratando de cambiar el patrón de su economía hacia un mayor peso del consumo en el PIB. En España es el 65% de la riqueza nacional. Con una renta per cápita de apenas 5.700 euros en 2014 queda mucho camino.
- DEVALUCIÓN DEL YUAN. La divisa china ha estado tradicionalmente anclada a un tipo de cambio fijo, que nunca ha convencido a los países occidentales. Desde el mes de agosto pasado, el banco central chino ha devaluado ocho vez su tipo.
- MUCHA REGULACIÓN. Lo que hace más atractivos los mercados de valores es la libertad y la transparencia. Ambas cosas han llegado a China con retraso. Cualquier problema se solucionaba con regulación, lo que incrementaba los temores.
- CULTURA FINANCIERA. Los ciudadanos chinos han cambiado sus ahorros de los bancos a la bolsa, pero siguen padeciendo la cultura del miedo. A cualquier vaivén reaccionan con la venta masiva de acciones.
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