Rescate a Chipre
¡Los eurócratas la lían!
La UE tiene déficit democrático; no es ningún secreto. Hasta hace poco no se daba importancia a este hecho porque sus acuerdos no tocaban directamente a los ciudadanos. Pero, desde el euro, las consecuencias de sus decisiones se notan en el bolsillo de cada uno. El ciudadano veía lejanas y abstractas las repercusiones de esas decisiones cuando se trataba de la libre circulación de capitales, trabajo y mercancías o sobre armonizaciones en temas medioambientales o educativos. Pero desde los rescates, portugueses, irlandeses y griegos han disminuido sus salarios en términos nominales, aumentado impuestos y reduciendo su riqueza. Lo mismo pasa en países como España e Italia y amenaza a los franceses. Los demás europeos temen pagar también por esas decisiones. Una realidad palpable en el corto plazo en cada ciudadano; ya no es una teoría que repercutirá a medio o largo plazo. La alarma se ha disparado con el caso chipriota: sus ahorros sufrirán un mordisco fiscal esta semana. Eso puede despertar a los europeos. No olvidemos que los parlamentos nacieron para controlar el Presupuesto y los impuestos. Por eso, el espectáculo liado por los eurócratas estos días es intolerable. Las acusaciones entre el BCE, el Eurogrupo y Alemania sobre quién impuso el impuesto adicional sobre el ahorro para aprobar ese rescate han producido una sensación de desgobierno y luchas egoístas. No obstante, me temo que será muy difícil que se consiga la seriedad necesaria en el funcionamiento de la UE mientras sus dirigentes dependan de los estados, o lleguen al poder mediante meritocracia técnica, mientras no tengan que rendir cuentas a los ciudadanos, mientras no hay elecciones directas del Ejecutivo comunitario, mientras exista el actual déficit democrático.
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