Grecia

Tsipras: «Estoy en Rusia porque Europa no es el centro del mundo»

Tsipras se echa en brazos de Putin en busca de alternativas para sortear la quiebra de Grecia

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, en San Petersburgo
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, en San Petersburgolarazon

El primer ministro Tsipras aprovechó su viaje a Rusia para, flanqueado por Putin en el Foro Económico de San Petersburgo, enviar un mensaje a Bruselas en plena recta final de la negociación por la deuda: hay vida más allá de la Unión Europea y del euro.

«El mundo es diferente después de la crisis de 2008. En Europa hemos tenido la ilusión de ser el ombligo del mundo, cooperando sólo con nuestros vecinos directos, pero el centro del mundo ha cambiado de lugar. Hay nuevas fuerzas a nivel político y económico, las relaciones internacionales adquieren un carácter multipolar, por eso estoy en Rusia», aseveró.

Grecia, recordamos, debe pagar 1.500 millones de euros al FMI el próximo 30 de junio, para lo que necesita acordar con Bruselas el desbloqueo de un nuevo tramo de ayuda por valor de 7.200 millones. Apelando a la metáfora, el líder heleno dijo que Atenas se encuentra ahora en el centro de la tormenta, pero somos, dijo, un pueblo de costa y que sabemos manejar el mar.

Aprovechó además para repetir su alegato contra la austeridad, «un camino a ninguna parte». «El así llamado problema griego no es un problema sólo griego, sino un problema europeo y se resume en si la UE será o no capaz de recuperar su esencia de solidaridad y justicia social», retó Tsipras, que visita Rusia por segunda vez en poco más de dos meses, rompiendo así la consigna comunitaria no escrita de aislamiento al Kremlin por su papel en Ucrania.

Durante su discurso, precisamente a Ucrania se refirió también, complaciendo a su anfitrión con su crítica a las sanciones. «La crisis en Ucrania ha abierto una herida en el corazón de Europa, una herida de inestabilidad. Y es mala señal para las relaciones internacionales, porque han empezado en la región procesos que llevan a la guerra, la militarización y las sanciones. Este círculo vicioso de sanciones debe romperse cuanto antes», pidió.

En todo caso, las palabras de Tsipras en este sentido son un canto al sol, pues Atenas no se va a interponer en la renovación de la sanciones a Moscú, que expiran a finales de mes, y cuya aprobación (que se vota el próximo lunes en una reunión de cancilleres) requiere la unanimidad de los Veintiocho.

Putin, por su parte, aprovechó la principal cita económica del año en Rusia para sacar pecho, relativizar el efecto de las sanciones y el impacto de la crisis en el país: «A finales del año pasado nos auguraban una profunda crisis, pero eso no ocurrió. Hemos estabilizado la situación y estamos superando con solvencia las dificultades», presumió, si bien el PIB ruso se contrajo un 2,2% solo en el primer trimestre del año, según datos oficiales.

Por la mañana, los ministros de Energía ruso y griego, Alexander Novak y Panagiotis Lafazanis, firmaban en la capital zarista un memorando y hoja de ruta sobre la construcción de un tramo del gasoducto Turk Stream en el territorio heleno. La tubería es la alternativa a South Stream, proyecto cancelado por Moscú a finales de 2014 por las reticencias comunitarias y que buscaba bombear gas a Europa por debajo del mar Negro, evitando Ucrania.

«Este gaseoducto será un factor estabilizador para la región», celebró el titular heleno, que cifró en 2.000 millones de euros la inversión en el tramo griego, cuya construcción se espera que genere hasta 20.000 puestos de trabajo.

El ministro ruso agregó que el memorando prevé también la creación de una empresa conjunta con participación de ambas partes al 50%.