Cine
El Elíseo, entre pucheros
«La cocinera del presidente» recuerda a la primera mujer que guisó para Mitterrand
Compartimos mesa y mantel con Danièle Delpeuch y no hizo falta llegar al segundo plato para darnos cuenta de por qué se hizo con los fogones del Palacio del Elíseo frente a los chefs más veteranos. «Cuando llegó François Mitterrand al poder, existía una gran cocina central en el edificio. Había 20 empleados que cocinaban para el presidente, pero también para los invitados y los trabajadores. Estaba situada en el ala este, mientras que el comedor privado de Mitterrand se encontraba en el lado opuesto. Bajo los apartamentos privados había otra cocina, donde se calentaban los platos. El presidente decidió darle otra utilidad y trajo de fuera otro chef, lo que fue mal visto por quienes ya trabajaban allí», nos explica el director de la cinta, Christian Vincent. Para colmo, no quiso una profesional de París, sino que mandó buscar al Périgord a una guisandera de toda la vida. «El presidente quería una cocinera de campo. Otro gran profesional mencionó mi nombre –explica la cocinera real–. Para entrar en el Elíseo no tienes que presentar ninguna candidatura, no es un concurso público, sino que funciona por recomendaciones muy privadas, y tuve suerte».
Hacer la compra
Corría el año 88, Mitterrand ya estaba enfermo y sabía que era su segundo y último mandato, no tenía nada que demostrar y decidió desterrar lo sofisticado de su mesa y rescatar los sabores de su infancia. Al principio, Daniéle respetaba las jerarquías y consultaba con el consejero del consejero del consejero el menú para la familia presidencial, pero un buen día, se plantó en su despacho: «Muy rápido pedí al presidente que me dejara hacer la compra a mí misma y eso fue el comienzo de todos mis problemas con el resto de compañeros». La veterana cocinera recuerda su experiencia en el Elíseo como «trabajar para gastrónomos», pero no cree que lo más difícil fuera combinar sabores: «No es el mismo tipo de cocina que un restaurante, ni el mismo ritmo u organización. Lo que cambia no es que el comensal sea el presidente o un invitado cualquiera, sino el marco: el Elíseo ya te impresiona. La vajilla es preciosa, un auténtico tesoro francés de 150 años, es decir, que no es lo mismo que guisar en una olla cualquiera. Los objetos tienen mucha importancia porque en un sitio así los utensilios han sido utilizados por varias generaciones de colegas anteriores. Lo que te da mucha responsabilidad», reflexiona.
Pero todo no queda ahí. Lo que impulsó al realizador a convertir a esta mujer de carácter en un personaje de ficción fue que años después pidió ir de voluntaria a una misión en una base de una isla de la Antártida, donde tuvo que dar de comer a más de 50 hombres. «Lo que me interesaba era ese contraste y los universos tan diferentes», asegura el director. Ella ha dado el visto bueno al filme porque «respetan mi intimidad» y, además, porque, «aunque el personaje no reacciona como yo en todo», sí podía verla como una persona cercana.
LA ELECCIÓN
Una vuelta a los orígenes
François Mitterrand es el hombre que más tiempo ha permanecido como presidente de Francia, desde 1981 a 1995. Murió de cáncer de próstata unos meses después de dejar el cargo. Su cocinera se muestra reacia a dar detalles: «No es cuestión de modestia, sino de ética».
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