El Euroblog

La anomalía italiana

La Razón
La RazónLa Razón

El desprecio con el que Silvio Berlusconi trata a la oposición, a los jueces y a la Prensa son un losa que pesa sobre el país transalpino, incapaz de poner fin a los despropósitos de su primer ministro. Italia, cuya imagen internacional se deteriora día a día, se ha convertido en una anomalía en Europa.

Para "Il Cavaliere"las críticas contra su persona son críticas contra su país. De nada sirve recordarle que su conflicto de intereses, los escándalos que lo vinculan con prostitutas y "velinas", su implicación en diversos casos de corrupción o su machismo paternalista serían impensables en cualquier democracia occidental. Berlusconi, en cambio, se defiende colocándose como víctima de una conspiración de la izquierda y las "togas rojas"y demandando a medios de comunicación.

Tras un verano protagonizado por los escándalos sexuales del jefe de Gobierno italiano, el Constitucional puso un poco de cordura en el panorama político al derogar a comienzos de octubre la Ley Alfano, que proporciona total inmunidad al presidente de la República, el prime ministro y los presidentes de la Cámara de Diputados y el Senado. En su sentencia el Tribunal sostiene que la norma es inconstitucional porque contradice la igualdad entre todos los ciudadanos.

El inesperado varapalo judicial deja a Berlusconi susceptible a la acción judcial en dos casos en los que está implicado. Para evitar la paradójica imagen de ver a un primer ministro en funciones en el banquillo de los acusados, "Il Cavaliere"se ha apresurado a anunciar una reforma constitucional con la que pretende "tomar el toro por los cuernos". Es decir, someter el Poder Judicial al Poder Ejecutivo. Los italianos van a asistir en los próximos meses a una carrera contra reloj entre los fiscales y el Gobierno de centro derecha. Los primeros para juzgar al presidente de Fininvest y el segundo para evitarlo.

El "fenómeno Berlusconi"es fruto de la historia política italiana de los últimos quince años y de la incapacidad de la izquierda para presentar una alternativa realista al hasta hace poco hombre más rico de Italia. La primera victoria electoral de Berlusconi en 1994 fue resultado del seísmo político que supuso la operación anticorrupción Manos Limpias. La desaparación de democristianos y socialistas dejó el camino libre para la llegada de un empresario metido a político para esquivar la acción de la Justicia.

Sin embargo, el líder de Forza Italia tuvo que esperar hasta 2001 para lograr en las urnas una victoria que le permitiera gobernar cómodamente durante cinco años. Su hegemonía en el sector audivisual italiano le ayudó sustancialmente en esta tarea. Finalmente, la victoria de 2008 fue resultado del descontento del electorado con la inestable coalición de centro izquierda de Romano Prodi.

Ante la impotencia de la izquierda italiana y la complacencia de amplios sectores de la sociedad, la prensa internacional se ha convertido en la mayor voz crítica contra Berlusconi en los últimos tiempos. El semanario "Newsweek"utilizó su portada de la semana pasada para reclamar su dimsión. "Ya es hora de que Berlusconi se vaya [porque] Italia no puede seguir permitiéndose las extravagancias de un playboy en jefe", explica la revista norteamericana.

¿Hasta cuándo puede aguantar Berlusconi? Sólo el lo sabe. Aún conserva el apoya del electorado, pero empiezan a advertirse fisuras en el centro derecha. Incluso la Iglesia católica, tan complaciente con "Il Cavaliere", empieza a criticar el exhibicionismo del jefe de Gobierno. Algunos analistas no descartan que la derecha empiece a buscar otro primer ministro en el hipotético caso de que Berlusconi sea condenado. El presidente de la Cámara de Diputados y ex líder de Alianza Nacional, Gianfranco Fini, aparece el primero en la lista para suceder a "Il Cavaliere"en el Palacio Chigi.