Manuel Azaña

Las diez frases más célebres de Manuel Azaña

Reconocido como uno de los políticos de izquierdas más prestigioso de la historia reciente de España, su legado incluye algunas de las afirmaciones más polémicas de la época

Manuel Azaña, en una visita a Cataluña tras las elecciones municipales de 1934
Manuel Azaña, en una visita a Cataluña tras las elecciones municipales de 1934larazon

Manuel Azaña es el político de izquierdas más prestigioso. Su carrera política fue notable a lo largo de ocho años, los más dramáticos de toda la historia contemporánea de España. Durante la mayor parte de su vida fue funcionario civil y escritor. Hoy el Congreso de los Diputados realiza un acto de homenaje al presidente del Gobierno durante la Segunda República, coincidiendo con el 80 aniversario de su muerte. Este es el recopilatorio de las diez frases más polémicas y repetidas de Manuel Azaña.

1. No quiero ser presidente de una República de asesinos.

2. Si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar.

3. La guerra está perdida; pero si por milagro la ganáramos, en el primer barco que saliera de España tendríamos que salir los republicanos, si nos dejaban.

4. Os permito, tolero, admito, que no os importe la República, pero no que no os importe España. El sentido de la Patria no es un mito.

5. Y si esas gentes van a descuartizar a España, prefiero a Franco. Con Franco ya nos entenderíamos nosotros, o nuestros hijos, o quien fuere, pero estos hombres son inaguantables. Acabarían por dar la razón a Franco atribuyéndoselo a Negrín.

6. No me importa que un político no sepa hablar, lo que me preocupa es que no sepa de lo que habla.

7. Yo no sé si soy un estadista. Lo que es cierto es que, de la política, lo que me interesa es mandar.

8. Ni todos los conventos de Madrid valen la vida de un republicano.

9. En España la mejor manera de guardar un secreto es escribir un libro.

10. La libertad no hace ni más ni menos felices a los hombres; los hace, sencillamente, hombres.