Doctrina Parot
«A Ricart se le iluminó la cara al llegar a Barcelona»
El conductor del autobús que le llevó a la Ciudad Condal relata el viaje
72 horas. Ése es el tiempo que lleva Miguel Ricart, el asesino de las niñas de Alcàsser (Valencia), en Barcelona.
72 horas. Ése es el tiempo que lleva Miguel Ricart, el asesino de las niñas de Alcàsser (Valencia), en Barcelona. En concreto, a las 14:15 del pasado jueves llegó a la estación del Nord el autocar en el que viajaba. «A Ricart se le iluminó la cara al llegar a Barcelona», comentó, en declaraciones a LA RAZÓN, Alfonso Pérez, el conductor del autobús que traslado al autor del asesinato de Toñi, Miriam y Desirée desde la capital cordobesa. Después de 9 días en libertad, Ricart ha hecho un tour por diferentes ciudades españolas. Primero cogió un tren hacía Jaén, aunque nunca llegó a su destino. Asediado por los medios de comunicación volvió a Madrid. Allí se hospedó en una pensión y fue visto en la estación de Atocha, desde donde se dirigió a Córdoba en busca de ayuda. Tras el revuelo mediático que ha supuesto su presencia en los diferentes puntos de la geografía española, el asesino ha decidido establecerse en la Ciudad Condal. Pese a que se barajaba una posible salida al extranjero, ya que Ricart tiene su pasaporte disponible para moverse por donde quiera, fuentes policiales confirmaron a este diario que «El Rubio» -como es conocido el expresidiario- sigue en Barcelona, aunque los Mossos d'Esquadra no han querido desvelar su paradero para «no crear una alarma social». Sin embargo, una patrulla de paisano lo mantiene vigilado las 24 horas, por lo que «nadie debe temer por su seguridad». Ricart compró el pasado jueves un billete en la estación de autobuses de Córdoba, donde apenas permaneció 12 horas, con destino Barcelona. A las 00:20 partió rumbo a una nueva ciudad. Antes de salir de Córdoba se despidió de Antonio del Pino, antiguo capellán de la prisión de Herrera de La Mancha (Ciudad Real) -donde el asesino de Alcàsser ha permanecido durante 21 años-. Ricart habría solicitado ayuda a este religioso, que pertenece a la orden de los trinitarios. Éste se la ofreció en un primer momento. Sin embargo, Pedro Huerta, el superior de los trinitarios cordobeses, se negó a acoger a una persona que había cometido un triple asesinato, lo que precipitó la salida de Ricart de la ciudad andaluza. 14 horas y 922 kilómetros pasaron los otros pasajeros del bus, que venían de Sevilla, con Ricart. Sin embargo, no se percataron de la presencia del asesino de Alcásser en las paradas que hicieron en Jaén y Albacete -30 minutos-. A la llegada a Valencia, un despliegue policial «muy poco discreto», según el chófer, puso en alerta a quienes se encontraban en la estación y al resto de pasajeros del autocar en el que viajaba Ricart. «¿Qué pasará para que haya tanta Policía aquí?», se preguntó el propio Alfonso. Fue entonces cuando una empleada de la limpieza de la estación reconoció a Ricart y dijo a viva voz: «Mira, ahí está el 'hijo de puta' ese». Todos los presentes murmuraban en torno a la figura de Ricart, que permaneció durante 45 minutos sentado en la sala de descanso a la espera de que su autobús pusiera rumbo a Barcelona. La presencia de Ricart causó una gran agitación y provocó el miedo de los pasajeros. De hecho, una mujer, que viajaba junto a sus dos hijas, se negó a finalizar su viaje si Ricart iba a bordo. Pero la Policía la tranquilizó y le aseguró que dos agentes de paisano viajaban en el autocar para preservar la seguridad de todos los pasajeros, por lo que el conductor pudo continuar su rumbo. Además, los Mossos d'Esquadra recibieron el jueves por la mañana el aviso de la presencia de Ricart en la Ciudad Condal. Así, éstos permanecen pendientes de sus pasos desde que se bajó del autobús, aunque de forma muy discreta para dar cumplimiento a la orden de la Fiscalía General del Estado, porque se trata de un ciudadano libre que no puede ser vigilado de forma exhaustiva. En Barcelona la gente no está tranquila con la presencia de Ricart. Y así lo han demostrado en la red social Twitter, en donde varias personas afirman tener miedo de encontrarse frente a frente con el asesino de Alcàsser, que ya ha pasado su primer fin de semana en el que parece su destino elegido. Por su parte, el conductor del autobús que arribó a Barcelona con Ricart aseguró no haber pasado miedo, aunque «cuando te mira con esos ojos azules de forma tan penetrante te asustas un poco». Asimismo, indicó que al día siguiente, los empleados de la cafetería de Valencia le dijeron que no tenía que haber llevado a Ricart en su autobús, pero «si tiene billete yo no puedo impedirle la entrada», afirmó. Y es que Alfonso ha estado en boca de todos durante este fin de semana. Sus compañeros en Barcelona también comentaron su hazaña. Aunque él les explicó que «en realidad, se portó bien durante el viaje y no hizo nada raro». Al poner el pie en la estación catalana, Miguel Ricart recogió «rápidamente» su mochila del maletero del autocar. «No detectó presencia policial como en Valencia y yo creo que eso le alegró», dijo el chófer del autocar. Ricart comenzó a andar en dirección al arco del triunfo, una zona muy próxima a la estación. Desde ese momento, su paradero es todo un misterio.
DESTINO ELEGIDO
Al llegar a Barcelona, Ricart cogió su mochila del autobús y se alejó rápidamente. En la imagen, en la estación de autobuses de la ciudad.
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