Andalucía

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La Razón
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El delfín de Rubalcaba, Eduardo Madina, ha acabado como Rubalcaba, derrotado. «Ha provocado la división en el partido hasta tal punto que el partido le ha dado la espalda», apunta un dirigente socialista. Madina cambió las reglas de juego en mitad del partido para convertirse en el nuevo líder del PSOE. En los primeros días, hablaba de su adversario como el señor Sánchez y algunos de sus colaboradores no dudaban en decir «no es rival para Eduardo, es un don nadie». Pues bien, don nadie ha ganado.

Pedro Sánchez se ha impuesto con holgura y con una alta participación de los militantes. Se hace cargo de un partido desilusionado, decepcionado y amedrentado. El PSOE está en su peor momento porque está anclado en la derrota, pero la militancia ha respondido y ha elegido un nuevo líder para reconstruir el partido y para plantear una propuesta de gobierno que vuelva a ilusionar a los ciudadanos que le han dado la espalda reiteradamente desde el 2011. Sánchez ha ganado con el respaldo de los militantes que, a pesar de los augurios, han acudido a votar y han legitimado al nuevo secretario general. Atrás quedan aquellos que cuestionaban que una baja participación podría dejar al mando del partido un líder débil. Eran los mismos que nunca se habían cuestionado cuantos militantes participaron en la elección de Rubalcaba, de Zapatero o de Felipe siguiendo el método tradicional de voto delegado. Quizás eran los mismos que planteaban que un secretario débil podía no ser ratificado en el congreso que se celebrará el 27 de julio. Siguiendo el símil futbolístico, eran los que todavía esperaban arreglar en los despachos lo que se podía perder en el campo. También a estos ha derrotado Pedro Sánchez en un proceso insólito e inédito en la política española.

Eduardo Madina fue el último en llegar. Era toda una premonición. Sánchez y Pérez Tapias llegaron antes. Sánchez ha obtenido la victoria pero Pérez Tapias también ha ganado porque la corriente Izquierda Socialista jamás había tenido un apoyo semejante desde su creación. Madina es el gran derrotado de un día en el que no ha ganado ni en el País Vasco. Sánchez le ganó por la mano. También en Andalucía dónde el candidato madrileño ha tenido una gran victoria.

La otra gran ganadora de la jornada ha sido Susana Díaz. La presidenta andaluza representa la regeneración del PSOE y desde Ferraz le habían puesto palos en las ruedas desde el primer día. Sus relaciones con Rubalcaba nunca han sido buenas. Se agriaron sobremanera cuando Griñán se presentaba a la reelección en Andalucía. Nadie creía que el PSOE andaluz consiguiera parar el vendaval del PP. Sin embargo, Griñán aguantó y formó gobierno. Por aquel entonces, Díaz era la secretaria de organización y supo que Rubalcaba tenía preparada la lista de una gestora para reemplazar a un Griñán que esperaba derrotado. Las diferencias siguieron en el Congreso de Sevilla, en la sucesión de Griñán y en la frustrada candidatura de la andaluza para la Secretaria General.

Pedro Sánchez tiene ahora dos grandes carpetas encima de su mesa. Primero, la reconstrucción del PSOE. La primera pieza que debe mover el nuevo secretario general es la ejecutiva que le acompañará en esta tarea. Será una ejecutiva de integración en la que estarán tanto Madina como Pérez Tapias pero habrá que ver cuáles son los primeros equilibrios que debe realizar el nuevo hombre fuerte del PSOE. Según ha dicho Sánchez a LA RAZÓN «será una ejecutiva renovada y de unidad, con nuevos nombres, gente preparada y referente en cada uno de sus ámbitos».

Después vendrá la reorganización del partido, la elección de candidatos a autonómicas y municipales, y la convocatoria de primarias abiertas. Pedro Sánchez, siendo partidario de su convocatoria, quiere ser prudente y durante toda la campaña ha afirmado que antes de convocarlas debe existir consenso entre los líderes territoriales. Algunos de éstos, consideran que unas primarias a 6 meses de las autonómicas y municipales pueden ser contraproducentes. Para este grupo, la fecha idónea sería junio de 2015. Sin embargo, en todo este proceso Sánchez ha mantenido contacto fluido con Carme Chacón, la defensora a ultranza de las primarias abiertas. Ahora se verá si incluye a la catalana en su ejecutiva.

Distancias con Podemos

Segundo, la construcción de una alternativa ilusionante. La Conferencia Política marcó unas bases que ahora Pedro Sánchez deberá poner en marcha, sin olvidar que algunos temas tendrán prioridad como el reto secesionista de Cataluña, el proceso del fin de ETA y la crisis económica. También el nuevo secretario general deberá marcar su impronta en el Congreso y en sus primeros movimientos políticos como, por ejemplo, el tipo de oposición que se hará en la cámara baja y el margen de acuerdos con el Gobierno. El PP, cabe recordarlo, se hubiera encontrado más cómodo con Madina porque se alejaba del centro. Sánchez es el centro que se une a la izquierda.

Por eso, todas las miradas se centrarán en qué postura tomará el PSOE para volver a liderar la izquierda española. «No somos ni Podemos ni Izquierda Unida», dijo el candidato durante la campaña alejándose de veleidades izquierdistas de sus oponentes que siempre irónicamente se refería al fundador del PSOE como «el Pablo Iglesias bueno». Su primer gesto, pedir a los eurodiputados socialistas españoles el voto contra Jean Claude Juncker. Elena Valenciano tendrá que acatar la primera orden de su secretario general.