Gobierno de España

Barones piden a Rajoy cambios en el equipo del PP y más política

Rajoy en una imagen de archivo
Rajoy en una imagen de archivolarazon

Los datos del último barómetro del CIS han terminado de encender todas las alarmas dentro del PP. Hay pánico generalizado entre los dirigentes territoriales y preocupación en la «cocina» de Génova. Los que entienden de encuestas y de análisis electorales advierten en el partido de que hacer un análisis coyuntural de este sondeo sería un error, porque el CIS de octubre confirma una tendencia que viene manifestándose en la mayoría de los sondeos desde el verano. Ya el último CIS de julio no fue bueno, aunque pasó más desapercibido por el contexto en el que se produjo, señalan en el PP. Por tanto, el análisis de los expertos apunta a que esto no es un problema coyuntural y, además, presta atención al hecho de que esta encuesta no es del todo mala para el PSOE. Podemos no sólo crece quitando votos a IU o incluso al PSOE, sino que son más los que se declaran votantes de izquierdas.

Ante estas primeras conclusiones, desde algunas de las «baronías» se está aireando el mensaje de que hacen falta cambios de caras en el partido, en las candidaturas, y también, a ser posible, en el Gobierno. Ante una situación excepcional, «sin precedente histórico», señala un veterano diputado popular, «hay que adoptar también medidas excepcionales». Hay quejas por la situación en la sede central del PP, por señalar uno de los puntos débiles que se observan de puerta adentro. Los reproches por los errores en comunicación se añaden a la sensación de que falta dar impulso político al partido y una mejor dirección en el día a día de la organización. Pero también hay reproches para la acción política del Gobierno.

Rajoy ha demostrado en esta Legislatura que le gustan muy poco los cambios. Ahora, los que piden los cambios no sueñan con una revolución en el equipo, pero sí reclaman que se deje en el banquillo a algunos de los «jugadores» que más se han desgastado en estos casi tres años de mandato. La oportunidad más clara que va a tener Rajoy para mover su banquillo será en las candidaturas autonómicas y municipales. Es consciente de las voces, algunas muy cercanas a él, que le aconsejan que renueve la imagen del PP en Madrid y que también juegue la carta de la renovación en otras plazas tan simbólicas como la Comunidad Valenciana. Las dificultades hacen que aumente la presión a la dirección nacional para que se conozcan cuanto antes los candidatos, especialmente los de los feudos más disputados.

Junto a la revisión que se hace del equipo, Rajoy valora la necesidad de reforzar su discurso y su acción política. Hasta ahora, siempre ha confiado en que la recuperación económica fuera el bálsamo de las heridas que ha dejado la complicada gestión de estos años e hiciera de palanca para que el PP recuperase la mayoría de los apoyos que obtuvo en las pasadas generales. Ahora, empieza a escuchar en su entorno la advertencia de que quizás sólo con la economía no basta y que en esta recta final debe jugar más fuerte en el terreno político con medidas como su plan de regeneración democrática. Tan fuerte como para recuperar parte del crédito perdido al cargar con lastres como, por ejemplo, el «caso Bárcenas». La primera reacción se verá este fin de semana, cuando la dirección nacional del PP aprovechará un acto de partido de carácter autonómico para ir dando cuenta de la gestión en las autonomías, como escenario desde el que vender una imagen de unidad interna. A final de mes hay otro acto parecido ya previsto, de carácter municipal.

La foto será Rajoy con sus presidentes autonómicos. Pero más allá de imágenes de cierre de filas, y de que sea cierto que en ningún caso hay revueltas internas ni movimientos en contra de Rajoy, la situación la define muy bien un «fontanero» de Moncloa: «Duela lo que duela, Rajoy tendrá que tomar decisiones en los próximos meses y valorar muy bien qué hace en aquellas comunidades en las que el PP está más quemado». Un mal resultado electoral en esos comicios se interpretaría como la señal de un cambio de ciclo y serviría de impulso para el PSOE y para la izquierda. Así se han leído siempre los resultados de unas autonómicas y municipales.