Relevo en el PP
De la «Merkel española» a la foto de Thatcher
Génova se estrena en la democracia interna con insinuaciones de irregularidades. Casado y Soraya evitan saludarse en la votación.
Génova se estrena en la democracia interna con insinuaciones de irregularidades. Casado y Soraya evitan saludarse en la votación.
El PP se estrenó ayer en democracia interna. Con Génova en sede vacante y Mariano Rajoy dando una lección a otros ex presidentes, manteniéndose en un cuidado segundo plano –porque «no sería justo por su parte privilegiar a un precandidato sobre los demás»– arrancaron las primarias populares. Lo de «populares» se circunscribe únicamente a las siglas, porque en algunas sedes –en las que votaban los principales aspirantes– los periodistas superaban en número a los militantes de a pie que habían tomado la determinación de depositar papeleta en urna para elegir a su próximo presidente. La movilización se ha sentido más en la cúspide que en las bases. Seis candidaturas, frente a 67.000 afiliados inscritos. Los impulsos de algunos por participar han tenido incluso que frenarse, como en el caso de Ángel Carromero, cuya candidatura a compromisario fue impugnada por un afiliado. Al parecer, Carromero, de 32 años, rebasa la edad límite para presentarse por la rama juvenil del PP. Las Nuevas Generaciones dejan de serlo a partir de los 30.
El «fair play» con el que, con luces y sombras, ha transcurrido la campaña quedó en parte deslucido en la jornada de votación, con acusaciones cruzadas de pucherazo y amenazas de impugnar mesas decisivas. Sin embargo, una vez escrutados los votos, tanto el comité organizador como los candidatos negaron este extremo. La sede del barrio de Salamanca es la meca del PP en Madrid. En ella votaron –cada uno por su lado, eso sí– Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría. Sus paredes se asemejan al «Paseo de la Fama» conservador, de ellas cuelgan fotos del tridente ganador: Fraga, Aznar y Rajoy; retratos de lideresas madrileñas como Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes y de referentes ideológicos de otras épocas y lugares como Margaret Thatcher. Y es que, y esto no es baladí, hoy el PP podría ser el primer partido español en proponer a una mujer para estar al frente de sus filas. De ahí que una afiliada haya identificado a Sáenz de Santamaría como la «Merkel española».
Si Rajoy optó por borrarse del mapa y perderse de caminata por Galicia, hubo quienes reaparecieron en escena. Es el caso de José Manuel Soria, el otrora ministro de Industria que dimitió en abril de 2016, se ha presentado como candidato a compromisario de los populares para el congreso que se celebrará a finales de este mes de julio. No ha sido la única aparición, Esperanza Aguirre hizo lo propio pero no para postularse sino para mostrar su apoyo cerrado por Pablo Casado. También los hay que en estas primarias han probado fortuna. No hay duda de que si ayer José Ramón García Hernández pidió un deseo, soplando las velas de la tarta del PP que le regalaron por su cumpleaños, fue pasar el primer corte de las bases. Joserra votó en Ávila, José Manuel García-Margallo en Alicante y Elio Cabanes en Valencia. María Dolores de Cospedal también lo hizo en su tierra, Albacete, e imbuida por el espíritu manchego, a la ex presidenta le traicionaron las cadenas de WhatsApp y se arrancó en su Twitter con un mensaje que atribuyó a Cervantes, pero que no correspondía al Quijote. Posteriormente pidió disculpas.
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