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Defensa

¿Por qué la OTAN, siendo España país miembro de pleno derecho, no cubre la seguridad de Ceuta y Melilla?

La defensa por parte de la Alianza Atlántica de las dos ciudades autónomas es más compleja de lo que parece

¿Por qué la OTAN, siendo España país miembro de pleno derecho, no cubre la seguridad de Ceuta y Melilla? La Razón

Desde que España ingresó en la OTAN en 1982, la cuestión sobre si la Alianza Atlántica protegería a Ceuta y Melilla ante un posible conflicto no es tan clara como parece. Aunque nuestro país es miembro de pleno derecho de la organización, el paraguas defensivo que supone el famoso Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte no cubre automáticamente a estas dos ciudades autónomas. ¿A qué se debe esta aparente excepción? ¿Está España desprotegida en estos territorios? La respuesta, como suele ocurrir en política internacional, es compleja.

El Tratado del Atlántico Norte, firmado en 1949, establece en su Artículo 5 la conocida cláusula de defensa colectiva: un ataque armado contra uno de los aliados será considerado un ataque contra todos. Esta disposición ha sido invocada una sola vez en la historia, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

Sin embargo, no todo el territorio de los Estados miembros está cubierto por esta garantía. El Artículo 6 del tratado aclara que la protección se aplica únicamente a los ataques ocurridos “en Europa o en América del Norte, en los territorios de cualquiera de las Partes en Europa o América del Norte”, así como a ciertas áreas del Atlántico Norte al norte del Trópico de Cáncer. Ceuta y Melilla, por estar situadas geográficamente en el norte de África, quedan fuera de esta definición.

Una exclusión geográfica, no política

La ausencia de Ceuta y Melilla en el marco de aplicación automática del Artículo 5 no es un agravio hacia España, sino una cuestión estrictamente geográfica. De hecho, ocurre lo mismo con otros territorios de países miembros situados fuera del área euroatlántica: las islas francesas en el Caribe, los departamentos de ultramar, Groenlandia (de Dinamarca) o las posesiones neerlandesas en América tampoco están cubiertas por el tratado.

Esto significa que si Ceuta o Melilla fueran objeto de un ataque armado, España no podría invocar automáticamente el Artículo 5 para activar la respuesta colectiva de la OTAN. Sin embargo, esto no deja al país sin opciones.

¿Qué pasaría si Ceuta o Melilla fueran atacadas?

En un escenario hipotético de agresión a estas ciudades, España podría solicitar apoyo militar a la OTAN. La diferencia crucial es que, en lugar de una respuesta automática, se requeriría una reunión del Consejo del Atlántico Norte para decidir, por consenso, si la organización responde colectivamente. Es decir, la ayuda no está garantizada por el tratado, pero sí puede ser aprobada política y militarmente por la alianza.

Además, nada impide que los países miembros, de manera individual, decidan apoyar a España militarmente sin necesidad de pasar por un mandato colectivo de la OTAN. Esta posibilidad está prevista y no se consideraría una escalada o violación de los principios del tratado. De hecho, algunos países con capacidad de disuasión nuclear también podrían expresar su voluntad de defender la integridad territorial española sin que ello contravenga el Tratado de No Proliferación Nuclear.

En los últimos años, representantes de la OTAN han evitado pronunciarse con claridad sobre Ceuta y Melilla. Jens Stoltenberg, secretario general de la organización hasta octubre de 2024, respondió con ambigüedad en varias ocasiones ante preguntas directas sobre el estatus de estos enclaves. Esta falta de definición ha sido motivo de críticas dentro del ámbito político español, donde se ha pedido una aclaración formal por parte de la OTAN, especialmente en momentos de tensión diplomática con Marruecos.

No obstante, expertos como el exembajador de España ante la OTAN, Javier Elorza, han señalado que la interpretación del Tratado podría flexibilizarse si existiera voluntad política. En su opinión, la clave está en el contexto y la cohesión política de los aliados, más que en la letra fría del texto.

¿Debería España buscar una enmienda?

Algunos sectores políticos y académicos han planteado la posibilidad de impulsar una revisión del Artículo 6 para incluir expresamente a Ceuta y Melilla. Sin embargo, modificar el tratado requeriría el consenso de los 32 miembros actuales, un proceso diplomático largo y complejo. La mayoría de los gobiernos prefieren mantener una cierta ambigüedad estratégica, dejando margen de maniobra en función de las circunstancias.

Ceuta y Melilla no están cubiertas automáticamente por el paraguas defensivo de la OTAN, pero España no está sola. Aunque no puede invocar el Artículo 5 de forma directa, cuenta con el respaldo político y diplomático de sus aliados, y puede solicitar apoyo en caso de necesidad. La defensa de estas ciudades, en última instancia, dependerá tanto del compromiso nacional como de la voluntad colectiva de la comunidad internacional de preservar la estabilidad en la región.