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El día grande de los proetarras

La abogada de Inés del Río, Amaiz Izko, pidió ayer la libertad de otros 55 etarras
La abogada de Inés del Río, Amaiz Izko, pidió ayer la libertad de otros 55 etarraslarazon

El entorno etarra acogió ayer con euforia la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que abre la puerta a la excarcelación de decenas de terroristas. «Ni un minuto más», decían los carteles que exigían la libertad de los etarras más sanguinarios, en dos concentraciones a lo largo del día frente a la subdelegación del Gobierno en la plaza Moyua de Bilbao, al hacerse público el dictamen y, de nuevo, a las siete y media de la tarde. Como si fueran héroes a los que por fin se reconocía su merito, los dirigentes de las formaciones proetarras aplaudieron primero el fallo del tribunal y exigieron después su generalización al conjunto de los presos etarras que acumulan condenas por múltiples asesinatos.

La unidad entre el brazo político de ETA, en sus sucesivas siglas, y los terroristas quedó patente ayer a mediodía en la plaza Moyua de Bilbao, con el presidente de Sortu y parlamentario de Bildu, Asier Arraiz, y el veterano Pernando Barrena, portavoz ahora de Sortu, pero con amplio historial en la dirección de HB, EH y Batasuna, tras una pancarta con el lema «Ordua heldu da» (la hora ha llegado).

El grito de «presos vascos a casa» fue coreado en esas concentraciones y en otras en distintas localidades vascas, aunque la celebración no llegó al extremo de parecerse a lo que ocurre tras la victoria del Athletic o la Real Sociedad. La mayoría de los ciudadanos vascos permaneció al margen de las celebraciones de los proetarras, que consideraron la sentencia un hito que «supone el resquebrajamiento del muro de la política penitenciaria».

La euforia de Sortu, Bildu y el entorno de la izquierda abertzale fue compartida por el resto de partidos nacionalistas vascos, que como una piña se felicitaron por la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El Gobierno vasco reclamó a Rajoy que inicie una nueva etapa en la política penitenciaria.

Ayer fue el momento de los asesinos en las calles del País Vasco, donde hasta el PSE reclamó sus derechos, mientras sólo el PP llamaba la atención sobre el daño que la sentencia «causa a las víctimas».