Selección Española

El EI marca a la Selección española como objetivo preferente

Los equipos de Irán y Francia figuran también como diana de los terroristas islámicos.

Las grandes medidas de seguridad adoptadas por las autoridades rusas internacionales han blindado los eventos deportivos del Mundial
Las grandes medidas de seguridad adoptadas por las autoridades rusas internacionales han blindado los eventos deportivos del Mundiallarazon

Los equipos de Irán y Francia figuran también como diana de los terroristas islámicos.

España, Irán y Francia son considerados por el Estado Islámico y grupos afines como las «mejores» selecciones –desde el punto de vista propagandístico– para cometer atentados durante el Mundial de fútbol, según publicaciones de la banda yihadista.

La competición deportiva se ha convertido en una obsesión para los terroristas que, hasta el momento, no han podido llevar a cabo sus planes gracias a las medidas adoptadas por las autoridades rusas e internacionales.

A este respecto, los terroristas yihadistas, tanto los del Estado Islámico como los de Al Qaeda, se limitan (sin contactos directos con sus centrales) a tomar como referencia a estas bandas, a través de la propaganda que difunden, para constituir células o cometer atentados con actores solitarios, según han informado a LA RAZON fuentes antiterroristas. Se trata de grupos «autónomos y autosuficientes» que se forman en torno a un líder que tiene la «autoridad» moral y religiosa sobre los individuos que va a fanatizar. En algunos casos, esa persona puede ser un imán.

Ante las derrotas territoriales, Al Qaeda y, en especial el Estado Islámico, ha optado por una estrategia que, a efectos propagandísticos, le da resultado para el mantenimiento de la amenaza contra occidente.

Asimismo, por razones de seguridad, las comunicaciones entre los miembros de la célula se realizan evitando los teléfonos y las redes sociales abiertas, y por medio de entrevistas personales.

Sólo horas antes de cometer el atentado o atentados se registra una comunicación con los cabecillas de la banda con el fin de que puedan asumir la autoría de la acción criminal cometida.

Las citadas fuentes subrayan las dificultades que supone para las Fuerzas de Seguridad del Estado la localización de estas células o actores solitarios, que tienen a su favor el factor sorpresa.

En la formación de los yihadistas tiene especial importancia la propaganda que el «cibercalifato», y su homónimo de Al Qaeda, difunden a través de las redes, en abierto o mediante textos e imágenes encriptados, cuyas claves de acceso reciben por medio de correos «seguros».

En la propaganda se muestran imágenes cada día de mayor dureza y se presenta a los «infieles» de la coalición internacional como asesinos de niños y población civil. Asimismo, se siguen insertando asesinatos de enemigos mediante la decapitación con machetes de guerra.

A las dificultades de comunicación se une la reciente operación de la Guardia Civil, en combinación con otras fuerzas de seguridad extranjeras y Europol, que ha obligado a los yihadistas a refugiarse en Telegram, cuyo seguimiento causa no poco problemas a los expertos policiales hasta el punto de que las autoridades rusas han optado por prohibirla.

Los problemas de comunicación de los yihadistas se agravaron gracias a la operación de la Guardia Civil, que permitió desarticular parte del aparato de difusión de propaganda del Estado Islámico e identificar a miles de usuarios en 133 países. Fueron intervenidos servidores de esta banda en Bulgaria, Canadá, Estados Unidos, Francia, Países Bajos y Rumanía utilizados para alojar y difundir su propaganda.

El origen de la acción de la Benemérita comenzó en la denominada «operación Tahmil», en 2016, desarrollada por el Servicio de Información del Cuerpo, que culminó con la intervención en Panamá de los servidores que sustentaban la infraestructura de propaganda y radicalización del Estado Islámico en internet. Individuos con identidades falsas contrataban esos servidores como si fueran para un uso pacífico.

Gracias a las pesquisas se comprobó que numerosas personas investigadas en operaciones diferentes consumían propaganda de las diferentes plataformas mediáticas de Daesh, como la Agencia Al Amaq o la radio Al Bayan.

El análisis de la información contenida en los servidores intervenidos en Panamá ha permitido aportar a los servicios policiales extranjeros, entre ellos los que tienen selecciones en el Mundial de Rusia, datos que han servido para estrechar el cerco a los responsables de dichos servidores, pertenecientes de Daesh.