Barcelona

El imán de Ripoll: 116 días en el anatómico forense

La explosión en Alcanar (Tarragona) que mató a dos de los yihadistas que preparaban las bombas del 17-A fue de tal magnitud que, pasados más de cien días, no se han podido «reconstruir» los cadáveres de los terroristas.

Es Satty había almacenado decenas de bombonas en este chalé, que quedó así tras la deflagración
Es Satty había almacenado decenas de bombonas en este chalé, que quedó así tras la deflagraciónlarazon

La explosión en Alcanar (Tarragona) que mató a dos de los yihadistas que preparaban las bombas del 17-A fue de tal magnitud que, pasados más de cien días, no se han podido «reconstruir»
los cadáveres de los terroristas.

Dos de los cadáveres de los siete presuntos yihadistas muertos en los atentados del 17-A en Barcelona y Cambrils permanecen aún en el Instituto Anatómico Forense de la Ciudad Condal, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto. Se trata de los cuerpos de Abdelbaki Es Satty, el que se proclamó imán de Ripoll y que está considerado el cerebro de la masacre; y el de Youssef Aallaa.

Alcanar

Ambos fallecieron mientras preparaban las bombas en la casa «okupada» de la localidad tarraconense de Alcanar. Probablemente estaban colocando los disparadores o detonantes que habían sido traídos de Francia otros miembros de la célula.

El motivo de que estos cadáveres no hayan sido entregados a sus familiares es que aún se está en la fase de determinar a cuál de los dos pertenecen los restos hallados en Alcanar tras la explosión. Por no entrar en detalles macabros, «recomponer» en la medida de lo posible los cadáveres, algo prácticamente imposible por el estado en que quedaron los cuerpos. De lo que se trata es que los restos que se entreguen a sus familiares pertenezcan, sin género de dudas, a uno u otro.

Los cadáveres de los otros cinco fallecidos ya han sido recogidos por sus familiares para su entierro: Younes Abouyaaqoub, marroquí de 22 años, autor material del atropello masivo de ciudadanos en La Rambla. Causó la muerte la muerte de 13 personas en el acto y de otro ciudadano, Pau Pérez, horas después para robarle el coche. Fue abatido por los Mossos en Subirats; Mohamed Hichamy, marroquí de 24 años, abatido en Cambrils; su hermano Omar, muerto en Cambrils; Said Aallaa, muerto en Cambrils, marroquí de 18 años; Houssaine Abouyaaqoub, hermano menor de Younes, también abatido en Cambrils.

Las investigaciones que se siguen tras estas acciones criminales han permitido determinar que el jefe-dinamizador de la célula era, efectivamente, Abdelbaki es Satty, el imán de Ripoll, según fuentes de la investigación consultadas por LA RAZÓN.

Edad

Hay dos factores que acreditan esta línea de investigación: la edad y preminencia de este individuo sobre los demás y el hecho de que fue, según todos los indicios y por vías que aún están sin concretar, el que recibió las órdenes para perpetrar los atentados.

El que estuviera en la vivienda de Alcanar cuando se produjo la explosión de los artefactos que preparaban, demuestra que era el que había sido instruido en la fabricación del TATP (peróxido de acetona) y el que conocía los objetivos reales que, además de la masacre de Las Ramblas, tenía la célula.

Dentro de las medidas de seguridad que mantenía el grupo, no se lo había comunicado prácticamente a nadie. El único presunto terrorista que se salvó de dicha explosión, Mohamed Houli Chemlal, que logró abandonar el lugar en una ambulancia en pijama, camino de un hospital donde fue detenido, nunca reveló dichos objetivos si es que los conocía, lo que se duda. De hecho, no se le ha vuelto a tomar declaración.

Los expertos consideran que el plan inicial para atentar en Cataluña se fraguó en Siria y se transmitió a Satty.

A partir de ese momento, el «imán» radicalizó a los miembros de la célula de mayor edad y estos a su vez a los más jóvenes, en un proceso cuyas características eran el mantenimiento estricto de la seguridad, mediante la autosuficiencia y el aislamiento.

A estos dos últimos aspectos se les da una gran importancia, ya que configuran un grupo criminal muy difícil de detectar en el que existe una organización multifuncional: todos hacen de todo.

Lo que sigue siendo un misterio son los motivos del viaje que varios miembros de la célula realizaron a Francia días antes de los atentados. Los agentes galos han detectado varios de sus movimientos, sobre todo gracias a diversas evidencias que fueron encontradas en Alcanar tras la inspección que se realizó después de la explosión, cuando ya se sabía que se trataba de la guarida de los terroristas: la factura del hotel donde durmieron, un ticket de autopista y unas fotografías que se hicieron varios de ellos ante la torre de Eiffel, para camuflar su estancia en la capital francesa como unos turistas mas.

Se barajan las hipótesis de que fueran a entrevistarse con alguien (las órdenes ya las tenía Satty) o para recoger materiales con los que completar la fabricación de los artefactos.

Mochilas

La sucesión de atentados que pretendían cometer los terroristas estaba basada, sobre todo, en chalecos bomba, que iban a accionar en lugares con gran concentración de ciudadanos.

El uso de las bombonas que almacenaban en Alcanar también se contempla, pero en este caso el objetivo u objetivos tenían que ser edificios o estructuras de una cierta resistencia.

Los expertos subrayan que el uso de bombonas rellenas de TATP puede producir la ruptura del metal del recipiente, que se convierte en metralla o salir disparadas en cualquier sentido con los consiguientes efectos destructivos.

El plan originario, ideado en Siria, consistía en utilizar el territorio de Cataluña, sujeto a una serie de contradicciones políticas (como sucedió con el conjunto de España en el 11-M) para causar terror, confusión y transferencia de responsabilidades, tras la comisión de una serie de acciones criminales en cadena que causarían centenares de muertos. El yihadismo ha demostrado ser un consumado «maestro» en el manejo de esta estrategia.