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El Rey a los militares: «Sois el orgullo del país

Los Reyes, acompañados por los Príncipes de Asturias, presiden el acto de homenaje a los que dieron su vida por España, organizado por el Ministerio de Defensa en el marco del Día de las Fuerzas Armadas, hoy en la plaza de la Lealtad de Madrid
Los Reyes, acompañados por los Príncipes de Asturias, presiden el acto de homenaje a los que dieron su vida por España, organizado por el Ministerio de Defensa en el marco del Día de las Fuerzas Armadas, hoy en la plaza de la Lealtad de Madridlarazon

«¡Viva el Rey!», «¡A las órdenes de Su Majestad!». A pesar de que este año el número de asistentes al Día de las Fuerzas Armadas se ha reducido considerablemente, la plaza de la Lealtad hizo honor a su nombre en cuanto Su Majestad el Rey descendió del coche a las 12:30 horas. Acompañado por la Reina y los Príncipes de Asturias, vestido con el uniforme militar y apoyado en dos muletas, Don Juan Carlos se dirigió a la tribuna presidencial desde donde presenció los honores de ordenanza a cargo de la Guardia Real y el homenaje a aquéllos que dieron su vida por España, ante el Monumento de los Caídos. La ceremonia aportó ayer un especial significado, ya que supone el «regreso» institucional del Monarca desde que, el pasado 3 de marzo, fuera intervenido quirúrgicamente de una doble hernia discal. Rompiendo con el protocolo habitual, el Jefe de Estado no pasó revista a las tropas al rendírsele honores y no entregó la Corona de laurel en el monolito que homenajea a los caídos. Según fuentes militares, el Rey hubiera sido el encargado de hacerlo. No obstante, Don Juan Carlos estuvo de pie durante la media hora aproximada que duró el acto, y se percibió su emoción cuando se entonó «La muerte no es el final», que el Monarca acompasó con los labios en algunos momentos de la canción. Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, su condición de militar le acompaña desde que recibiera instrucción en la Academia Militar de Zaragoza: el mismo día en que fue operado, fuentes de Zarzuela aseguraron que de no estar recuperado para la fecha, el acto al que más lamentaría no asistir sería al del día de las Fuerzas Armadas.

Además de la cúpula militar estuvieron presentes el Ministro de Defensa, Pedro Morenés; el de Interior, Jorge Fernández; la alcaldesa de Madrid, Ana Botella; la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes y el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa. Después del acto, los Reyes ofrecieron una comida en el Palacio de la Zarzuela, a la que asistieron los Príncipes de Asturias, los titulares de Interior y Defensa, el Jemad, el almirante general Fernando García Sánchez, y los jefes del Estado Mayor del Ejército de Tierra, Jaime Domínguez Buj; del Aire, Francisco Javier García Arnáiz, y de la Armada, Jaime Muñoz-Delgado. Antes del almuerzo, Don Juan Carlos ensalzó la labor de los militares, que «suscita admiración y respeto en la sociedad española y en toda la comunidad internacional». El Monarca les dedicó un mensaje de «reconocimiento, gratitud y cariño» por desarrollar una ocupación «siempre en beneficio de la seguridad y la libertad de las personas», y resaltó esa «profesionalidad con la que nuestros hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil desempeñan sus obligaciones allí donde se les requiere». Por esta «vocación de servicio a España», el jefe de Estado concluyó que «representar tan dignamente a la nación» supone que «todos los españoles nos sintamos muy orgullosos de vosotros». Finalmente, copa alzada, el Rey brindó «por las Fuerzas Armadas, por la Guardia Civil y por España».

Una celebración austera pero emotiva

Se prometió austeridad y así fue. Atrás quedaron los interminables desfiles y las demostraciones militares, con aviones surcando los cielos o marinos desembarcando en alguna playa de España. Tocaba reconocer la labor de las Fuerzas Armadas y tocaba hacerlo con 90.000 euros, casi 3,5 millones de euros menos que en 2007. Y así se hizo. Los actos principales de ayer con motivo del Día de las Fuerzas Armadas giraron en torno a dos elementos: la bandera y los caídos, y ambos se celebraron en Madrid con el principal objetivo de ahorrar costes de desplazamientos.

El primero de los actos tuvo lugar en la Plaza de Colón. Allí, a las 10:00 horas se llevó a cabo el solemne izado de la bandera española, de 300 metros cuadrados y 300 kilos de peso. El encargado de presidir el acto fue el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Fernando García Sánchez, quien estuvo acompañado por el Jefe de Estado Mayor del Ejército, general Jaime Domínguez Buj; el del Aire, general Francisco Javier García Arnáiz; y el de la Armada, almirante general Jaime Muñoz- Delgado. Junto a ellos, el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa.

A su llegada, tras los honores rendidos por una compañía mixta compuesta por cuatro secciones de los Ejércitos, la Armada y la Guardia Civil, el JEMAD pasó revista a las tropas y, acto seguido, se inició el izado. Mientras sonaban los acordes del himno de España, los 11 efectivos encargados de esta tarea iban, poco a poco, elevando la enseña por el mástil de 50 metros de altura. Sin embargo, la falta de viento impidió que ondeara durante el acto, que apenas duró 15 minutos.

Dos horas después, la atención estaba puesta a poco más de un kilómetro de allí, en la Plaza de la Lealtad, donde se encuentra el monumento a los caídos. En esta ocasión quienes presidieron el homenaje a los militares que dieron su vida por España fueron los Reyes, quienes estuvieron acompañados por los Príncipes de Asturias. Junto a ellos, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, y el de Interior, Jorge Fernández Díaz, además de numerosos representantes militares y políticos, entre los que se encontraba la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, o la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes.

A las 12:30, la Familia Real llegaba en coche hasta la plaza, donde el público asistente les recibió entre aplausos y vítores. Allí, tras los saludos pertinentes y la rendición de honores, cuatro efectivos (Tierra, Aire, Armada y Guardia Civil) depositaron una corona de laurel a los pies del monumento que recuerda a los caídos mientras sonaba «La muerte no es el final». Todos los militares presentes cantaban emocionados las estrofas de este himno que recuerda «que aunque morimos no somos carne de un ciego destino».

Las salvas de honores de fusilería indicaban que el homenaje estaba a punto de acabar, aunque todavía quedaba un pequeño desfile –que en principio no estaba previsto– de una compañía de honores de la Guardia Real, la cual también se llevó los aplausos del público mientras abandonaba la zona. De esta forma concluyeron los principales actos del Día de las Fuerzas Armadas más austero que se recuerde.