Debate de investidura

En contra de sus votantes

El 65,4 por ciento de los votantes del PSOE no comparte la estrategia deFerraz

En contra de sus votantes
En contra de sus votanteslarazon

En muchas ocasiones se nos dice por parte de algunos dirigentes políticos socialistas que el PSOE se parece a España. Se parecía a España, convendrá decir. El PSOE ha sido el partido político que más tiempo ha gobernado la España contemporánea. Pero en 1996 perdió el norte. Se puede hablar claramente de posturas divergentes, no sólo entre los cuadros socialistas, sino entre el partido y sus afiliados, por una parte, y los votantes del PSOE, por otra. La actual Ejecutiva está arropada por la organización y por las bases. Sánchez ganó democráticamente las primarias y la consulta del pacto con Ciudadanos. Pero dos terceras partes de los votantes que conserva discrepan de la estrategia de Ferraz ante la investidura. Es la primera vez que se constata en la dilatada historia del PSOE este divorcio. Un electorado más centrista y pragmático que la propia dirección y afiliados.

Durante las últimas semanas hemos conocido encuestas que lo confirman. La primera, la de NC Report para LA RAZÓN publicada el 18 de julio, en la que se constataba que el 62,9% de los españoles consideraba necesario que el PSOE se abstuviera en la investidura de Rajoy. Lo que más llamaba la atención era que el 65,4% de los votantes del PSOE respaldaba esa postura. En la encuesta del 30 de julio publicada por El País, los porcentajes eran similares: del 66,0% y 63%, respectivamente.

El PSOE debe cerrar el último capítulo de estos veinte últimos años facilitando un Gobierno y concentrar así todas sus energías en su XXXIX Congreso Federal, que debe representar un punto de inflexión en la socialdemocracia española. La fórmula es competir por el centro político con los populares, rompiendo alianzas con los no constitucionalistas, independentistas e izquierda radical.

En los últimos 40 años se distinguen dos épocas en el PSOE: la primera abarca de 1976 a 1996, cuando supo convertirse en la palanca de cambio que necesitaba España, la segunda, desde la derrota de Felipe ante Aznar hasta el presente.

En julio de 2000, durante el XXXV Congreso Federal, Zapatero es elegido secretario general con sólo el 41,69% de los votos, frente al 40,79% de José Bono. El Partido Socialista perdió una oportunidad histórica con este cambio de rumbo, dio vía libre al crecimiento del PP y confió en superarlo con extrañas alianzas con fuerzas allende de la Constitución. Desde las elecciones de 1993, el PP rompió su techo electoral de poco más de cinco millones de votos y un 26% de apoyos. De 1993 a 2011, el PP duplicó ese electorado en todas las generales. En 2000, cuatro meses antes del XXXV Congreso Federal socialista los populares acababan de superar el PSOE por 10,3 puntos porcentuales; 44,5% PP y 34,2% PSOE. El Partido Socialista erró en su decisión y eligió al secretario general equivocado para ganar terreno al PP. Los populares acaban de superar la barrera de los 10 millones de votantes y el PSOE obtenía su peor resultado desde 1979.

El PSOE comenzó a buscar apoyos entre independentistas y otras fuerzas de izquierda, todos ellos al margen de la Constitución. Lo excepcional de los resultados de 2008 y su engañosa lectura acabaron por confirmar el rumbo erróneo del socialismo español. Tras el periodo 2008-2011, volvió a los resultados ruinosos sólo comparables a los de 1977 y 1979. Mientras, los populares rozaban los once millones de votantes el 20-N.

El PSOE debe superar sus complejos que le obligan a buscar continuamente la aceptación de la izquierda allende la Constitución. No incrementará su electorado con votantes a su izquierda ni independentistas y, sin embargo, realiza constantes guiños a estos irreductibles votantes que en los próximos años irán incorporándose a la abstención según avance la recuperación del empleo y la economía. La historia electoral de nuestro país nos revela que el PSOE ha sido la fuerza hegemónica cuando ha tenido el PP una expectativa de voto del 26%. Algo ha tenido que hacer mal para que de 1996 a 2011 el PP haya superado el 41% de media en las generales, partiendo de una media del 26% hasta su giro al centro en1996. El socialismo español necesita una refundación a imagen y semejanza de la llevada a cabo por los populares hace veinte años. Este renacimiento debe conllevar una nueva estrategia y un fuerte liderazgo.