Política

Terrorismo

ETA organiza una «conferencia de paz» con los mediadores en París

Se celebraría en junio y el abogado Currin dice que Francia está de acuerdo

El abogado Brian Currin y otros «conflictólogos» en Bayona, en una imagen de archivo
El abogado Brian Currin y otros «conflictólogos» en Bayona, en una imagen de archivolarazon

La izquierda abertzale, de la que forma parte ETA, con el apoyo de otros grupos y de la llamada «Comisión Internacional de Verificación» (CIV) del alto el fuego, ha organizado en París para el próximo mes de junio una «conferencia de paz» con la que pretende, por un lado, poner en evidencia al Gobierno español por su actitud «inmovilista» y, por el otro, tratar de implicar al Ejecutivo francés en dicho «proceso», según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas.

Ayer, en el diario «Gara», el «conflictólogo» Brian Currin, uno de los grandes mentores del supuesto fin de ETA, afirmaba que «podemos esperar que el Estado francés tome algunas iniciativas, sabemos que la ministra de Justicia francesa es una persona sensible con los derechos humanos y podemos esperar que quizá haya movimientos allí. Hasta ahora apostaban por examinar primero con España lo que se debía o no hacer, pero espero que en el nuevo contexto, en los próximos meses, algo puede cambiar y esos cambios pondrán más presión en la buena dirección sobre el Gobierno español».

Es decir, que Currin, que no se debe de haber enterado de lo que ha ocurrido en Francia en asuntos de terrorismo en las últimas semanas, da por hecho que París va a presionar a Madrid para que abra la mano y pase por el aro de ETA. Salvo que la citada conferencia forme parte de un nuevo capítulo para mantener el llamado «conflicto», con lo que ello conlleva de seguir percibiendo emolumentos, no se entiende muy bien el análisis, según las citadas fuentes.

La CIV, cuya última visita estelar al País Vasco se produjo el pasado mes de diciembre y cuya figura representativa es Ram Manikkalingam, director del Dialogue Advisory Group (DAG), otro «conflictólogo» como Currin, dejó entonces un mensaje en el que aseguraba que ETA le había hecho llegar informes sobre el «proceso de sellado y puesta fuera de uso operativo de sus armas, munición y explosivos (...) Desde nuestra experiencia en otros procesos, inventariar y poner fuera de uso operativo las armas, munición y explosivos es un paso previo necesario al desarme completo». No aportaban ninguna prueba sobre lo que decían, lo que es habitual en el CIV después de la pantomima que representaron, junto a unos encapuchados, en un piso de Toulouse, donde les enseñaron unas armas que ni siquiera les entregaron.

La actitud del CIV forma aparte de la estrategia global de ETA, de la que Currin, le guste o no, se ha hecho portavoz: «No es sólo una cuestión de entregar las armas, es también una cuestión de qué ocurrirá con la gente encargada de dar ese paso. ¿Serán inmediatamente detenidos y encarcelados durante cuarenta años? Tiene que haber una discusión, un compromiso sobre todo eso». En definitiva, de lo que se trata es de garantizar la impunidad de quienes han asesinado a centenares de personas, causado miles de heridos y daños económicos imposibles de calcular.

El «conflictólogo» no se esconde: en el tema de los presos políticos, que es un tema central en la resolución de todo proceso de paz, también tiene que haber un compromiso. No estoy diciendo que sean liberados mañana, pasado o la semana que viene, pero digo que tiene que haber un compromiso. Sí, realmente es algo único el comportamiento del Gobierno y su falta de compromiso. Su hostilidad a la hora de abordar las consecuencias del conflicto es algo muy perturbador e inquietante». Tras aventurar que, según sus previsiones, el PP perderá en las próximas elecciones generales la mayoría absoluta, «su dominio abrumador, y que se abrirá espacio para nuevos acuerdos políticos», Currin, que sabe que el problema de ETA no está aún resuelto, echa la culpa de ello a ciertos periodistas, con lo que ello conlleva: «Lo que encuentro más increíble es ese cierto periodismo que escribe esas cosas en vez de comprometerse intelectualmente con la solución del conflicto y contribuir de manera constructiva al debate político. Ese periodismo me molesta más que las declaraciones de ciertos políticos. Pero el impacto de esas informaciones no nos desalienta para continuar».