Elecciones europeas
Europa: ¡la unión es una oportunidad y una lucha!
Las elecciones europeas son claves para superar la actual crisis económica y social
Al igual que la crisis que ha agitado a Europa durante los últimos años, la reciente crisis de Ucrania también nos recuerda hasta qué punto la Unión Europea (UE) continúa siendo una oportunidad, pero también una lucha, una lucha en la la cual se insta a los pueblos de Europa a participar votando los días 22 y 25 de mayo. Esta lucha está dirigida a superar la crisis económica y social que ha sido causada tanto por la banca y la especulación inmobiliaria, como por la mala gestión ejercida por los gobiernos, y que está teniendo un grave impacto en un gran número de ciudadanos europeos. Mientras el Banco Central Europeo ha respondido rápidamente a la crisis, los jefes de Estado y de Gobierno han tenido que discutir a fondo dolorosos compromisos sobre la base de un principio simple: la concesión de la ayuda europea a los países en crisis, pero sólo a cambio de un mayor control sobre las políticas nacionales. La denominada «troika» es la encarnación más radical de este compromiso, que ha llevado a la UE a trabajar junto con el Fondo Monetario Internacional, hasta el punto de que su popularidad se ha desplomado aproximadamente al mismo nivel que la del FMI... Los esfuerzos realizados por los países en el marco del programa, a menudo excesivamente doloroso, han permitido a Irlanda escapar de la crisis y a los demás países a regresar a los mercados financieros. La prioridad europea para impulsar el crecimiento y el empleo necesita ahora reforzarse, mucho más allá del Pacto de Crecimiento adoptado en junio de 2012. La lucha contra el desempleo de masas debe convertirse, evidentemente, en la prioridad principal en Europa: Si se basa en primer lugar en las decisiones nacionales, también requiere una contribución de mayor envergadura en la UE.
La lucha europea contra la crisis es también una lucha contra la desregulación de los mercados financieros. La creación de la Unión Monetaria nos ha protegido contra los ataques especulativos y la devaluación competitiva. El sindicato bancario, que ha adoptado recientemente medidas decisivas hacia adelante, también nos va a proteger mejor contra la mala gestión de las instituciones financieras, ya que los bancos tendrán que ser objeto de una mayor vigilancia bajo los auspicios del BCE; ellos (en lugar de los contribuyentes) también tendrán que pagar sus rescates si tal medida resulta necesaria en el futuro. Y por último, el reciente acuerdo sobre la fiscalidad del ahorro merece ser acogido con satisfacción porque, finalmente, se ha conseguido después de seis años de intensas negociaciones y va a permitir a los gobiernos mejorar la tributación de los contribuyentes, tentados a participar en la evasión fiscal transfronteriza, y así disponer de recursos públicos adicionales disponibles para ellos en estos tiempos difíciles.
Al igual que la Primavera Árabe, la crisis de Ucrania también destaca sobre todo por el hecho de que varios de nuestros vecinos aspiran a disfrutar de las mismas condiciones económicas y políticas que nosotros. Pero también nos recuerda que el desarrollo del mundo está plagado de inestabilidad e incertidumbre. Las autoridades nacionales y europeas han deplorado por unanimidad la anexión rusa de Crimea; por lo que ambas han adoptado sanciones políticas y financieras (la congelación de activos) contra las autoridades rusas. Los 28 necesitan mantener su unidad contra de Vladimir Putin. La contención de rusia sólo puede ser efectiva si un frente unido europeos y norteamericano. En vista de esto, no hace falta decir que la crisis ucraniana no sólo debe estimularnos para impartir un nuevo impulso a la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, sino también para llevar adelante la adopción de pleno derecho de una «comunidad europea energética» basada sobre todo en los mecanismos de solidaridad entre todos los países miembros y en la disminución de nuestra dependencia de nuestros proveedores, especialmente los rusos.
Por todas estas razones, es esencial elegir el próximo 25 de mayo a la mayoría política que va a formar el Parlamento Europeo en los próximos cinco años. Estas elecciones designarán a los miembros del Parlamento Europeo que van a votar por el Presidente de la Comisión y que tomarán decisiones sobre importantes cuestiones, tales como el medio ambiente, la energía, la agricultura, los transportes o la salud pública. No es principalmente un voto a favor o en contra de Europa: más allá de su crítica sistemática de la UE, las partidos contrarios a la Unión Europea no han formulado ninguna propuesta positiva que le permita a los ciudadanos europeos hacer frente a los principales desafíos a los que se enfrentan. El rescate de los países en dificultades, la lucha contra las prácticas financieras desenfrenadas, y una política de firmeza con respecto a Rusia; éstos son los tres retos sobre los que la unidad de los Estados miembros de la Unión Europea se ha puesto a prueba, pero sobre la que se ha demostrado que es posible construir con paciencia y trabajo conjunto la defensa unida de los intereses comunes europeos.
Esta unidad no debe ser sistemática ya que los Estados miembros mantienen su soberanía para actuar libremente como mejor les parezca en numerosas áreas, y esta libertad debe seguir siendo arraigada en lo referente a la diversidad nacional. Pero esto es más necesario que nunca si queremos hacer frente a los grandes desafíos que deparan a nuestros miembros individuales y que resultarían gravemente afectados si intentaran actuar sin la ayuda de nadie.
*Por Jacques Delors, Antonio Vitorino y la junta de directores del Instituto Notre Europe-Jacques Delors
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