Los enemigos de la recuperación de España
Gamonal, el filo izquierdo de la navaja
El barrio más «concienciado» de Burgos ha asumido los «tics» del 15M, con acampadas y sistema asambleario
«Si vais para allá veréis que son gente normal, del barrio; yo mismo soy de allí y he estado en las protestas». El recepcionista del hotel ya sabe bien a qué venimos. En una semana las ha visto de todos los colores. «Sólo después de las asambleas y en las manifestaciones aparecen chicos encapuchados, con bragas tapándole toda la cara y, en fin, ¡claro que hace frío en Burgos, pero aquí sabemos soportarlo sin taparnos tanto!», ironiza. Gamonal es un barrio feúcho y utilitario, como todo lo que nace para dar satisfacción a una necesidad. A la altura del nonato bulevar se sitúa Juan XXIII, la barriada más lumpen de la zona. Allí surgió el campamento base de las protestas. Y de ahí salían, noche tras noche, los clásicos «embozados» buscando gresca. Cuando Gamonal despertó (la buena gente de Gamonal), ellos ya estaban ahí, a la que salta.
Toda revuelta apareja su mitología, busca entre lo posible su nicho de mercado. En Gamonal ha sido un bulevar, quizás costoso, quizás urbanísticamente sospechoso, pero emprendido legal y democráticamente hasta que alguien demuestre lo contrario. «Que estalle la rabia», aconseja una pintada a vuelapluma. Pero... ¿tanta rabia por un bulevar? Cuando Esquilache mandó al pueblo de Madrid usar capa corta y sombrero de tres picos «de forma que de ningún modo vayan embozados ni oculten el rostro» no podía imaginar que su bravuconada, llamada a ser una nimia anécdota en la historia de los usos y costumbres de este país, acabaría en el exilio, el suyo propio y el de un buen puñado de jesuitas, alegres cabezas de turco. El país convulsionó. En una época en que los mentideros eran el único Twitter conocido, más de 10 villas de Castilla se alzaron contra el bando de Esquilache. Se pidió la cabeza del rey y hubo que cortar por lo sano. Un informe oficial de aquel mismo año de 1766 ya levantaba la «sospecha de que la gente baja y soez fuese sólo instrumento de que se valdrían personas de otras clase más hábil y de alguna autoridad y poder que movía aquélla».
Igual que bulevar es el apelativo noble de una pura y simple avenida, Gamonal es el nombre con que los descontentos designan a día de hoy su caballo de batalla, el que sea. «No es cierto que haya venido gente de fuera a dar problemas», aseguran Ana Moreno y Mila Calvo, dos señoras de bien, sobrias, eminentemente castellanas, que lideran sendas asociaciones vecinales. Y así es. Nadie ha tenido que venir a Gamonal, por la sencilla razón de que se han llevado Gamonal a sus casas. A los pocos días Gamonal era la Puerta del Sol o las Ramblas, los chicos de «Rodea el Congreso» y la revolución por ósmosis. «Creo que hasta hemos salido en China», aseguran Ana y Mila con disimulado orgullo.
David, uno de los pioneros en la acampada de la calle Vitoria, expresaba estos días su «no pasarán» en estos términos: «No tenemos nada que perder; tengo 42 años, estoy en paro y me mantiene mi madre». Para los pseudosociólogos de Gamonal, él es el retrato tipo de la protesta y su situación la madre del cordero. Efectivamente, el barrio esta atestado de parados de larga duración. Los jóvenes tienen muy pocas salidas y tanto ellos como sus mayores se precian de cierto halo de «excepcionalidad» dentro de Burgos. «Éste siempre ha sido un barrio muy crítico, con conciencia política y muy luchador», explican. Quizás por ello, las enseñanzas del 15M han calado con rapidez en este entorno: las acampadas, el sistema asambleario, los talleres socio-culturales, la calle como contrapoder, la anarquía redentora... En el fondo, las viejitas de Gamonal no quieren el bulevar pero tampoco entienden tanta gresca. «Que dejen todo como estaba», dicen. Todo como estaba: algo que no comparten muchos en Madrid, donde nadie sabe cómo ni porqué surgió todo esto pero más de uno está dispuesto a coger el rábano por las hojas.
Un barrio contra sí mismo: votó al PP y su bulevar en 2011
¿Contra quién lucha Gamonal? A juzgar por los datos electorales, Gamonal lucha contra sí misma, contra lo que libremente decidió en las urnas hace tres años. El apoyo al programa popular no sólo fue mayoritario en todo Burgos, sino que se alzó con la mayoría en el mismo distrito del conflicto, en las calles que han tenido en vilo al país durante una semana. Según los datos oficiales, la lista del PP, encabezada por el ahora alcalde Javier Lacalle, obtuvo la mayoría de votos en el distrito electoral de Gamonal-Capiscol en las elecciones municipales de mayo de 2011. Los populares burgaleses obtuvieron 10.437 votos frente a 8.461 de PSOE (que se dejó 3.000 papeletas respecto a 2007) y 1.502 de IU. Por primera vez en el transcurso de la democracia, el PP «se hacía» con el barrio obrero de Gamonal, tradicional granero de votos de los socialistas.
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