Caso Pujol
Hablan los empresarios: «Nunca participó en las negociaciones ni le conocíamos»
Ni negoció con empresas que vendieron parcelas al grupo Copisa ni se reunió en ningún momento con los vendedores para «intermediar» en esas transacciones, que es el concepto que figura en algunas de las facturas emitidas a sus empresas. Para contrastar si esos cobros se correspondían o no con la realidad, la UDEF se puso en contacto con algunos de esos vendedores.
Así, respecto a dos facturas por la supuesta intermediación en la venta de varias plantas solares en la localidad de Alcazar de San Juan (Albacete), ninguno de los representantes de la empresa vendedora conocían a Pujol Ferrusola, y, según señalaron a los agentes policiales, sólo tenían referencia de él «por medios de comunicación, no habiendo realizado ninguna intermediación en el negocio en cuestión».
De hecho, quien les puso en contacto con Copisa fue otro intermediario, M. L F., quien confirmó esos extremos y llegó a acreditar que cobró unos 40.000 euros por esa intermediación, dato que justificó con la correspondiente factura y declarando de forma correspondiente en Hacienda.
Sin embargo, uno de los episodios más «llamativos», por calificarlo de alguna forma, sucedió con la venta de unas parcelas en la localidad de Hospitalet, propiedad de una sociedad familiar al frente de la cual se encontraban dos hermanos, en el año 2005. Pese a los intentos de desprenderse de esos terrenos, desde años anteriores, les resultó del todo imposible por «una serie de problemas» que surgieron: los declararon inundables y les precintaron otra finca –donde tenían un negocio de parking de camiones–, les instalaron en la propiedad colindante una planta de tratamiento de residuos y les negaron cualquier iniciativa inmobiliaria sobre las fincas en Hospitalet de Llobregat.
Todo ello derivó en que no fuese difícil llegar a un acuerdo con una sociedad del Grupo Copisa para la venta de las parcelas en cuestión. De hecho, el representante de la compradora les llegó a manifestar que «todos sus problemas se acabarían si enajenaban las fincas».
Sin embargo, ninguno de los hermanos propietarios de las parcelas , según reconocieron a la UDEF, en ningún momento tuvo conocimiento de que alguien realizara «gestiones con la familia» para esa operación de compraventa.
El suegro pasa por la comisión
De ahí la enorme sorpresa que les produjo cuando apareció por la sede de su empresa Ramón Gironés, padre de la esposa de Pujol Ferrusola, es decir, su suegro, «para exigir el cobro de un tres por ciento del importe total de la venta, ascendente a 30.050.606 euros».
Dado que no tenían conocimiento de ninguna intermediación, señala el informe policial, «cedieron en pagar un 1%», facilitándoles el nombre de las dos personas a las que debían realizar ese pago. Ese advenimiento a desembolsar esa comisión, que «no fue en absoluto una decisión discrecional», se produjo después de que el representante del Grupo Copisa les indicara que «esa labor de intermediación efectivamente existió».
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