Podemos

Iglesias se autoproclama líder de la oposición y resucita al Podemos radical

Entierra el discurso conciliador de Errejón y hace un llamamiento a la «politización del dolor»

Íñigo Errejón y Pablo Iglesias poco antes de que comenzara el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, ayer, en Madrid
Íñigo Errejón y Pablo Iglesias poco antes de que comenzara el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, ayer, en Madridlarazon

Entierra el discurso conciliador de Errejón y hace un llamamiento a la «politización del dolor»

En un Consejo Ciudadano Estatal descrito como «histórico» por el propio Iglesias, el secretario general de Podemos retomó su discurso más radical, se arrogó el liderazgo de la oposición y defendió una vuelta a los orígenes del partido en total contraposición a un PSOE que describió como «desnortado, viejo y decadente». La intervención de ayer en el Círculo de Bellas artes se alineó perfectamente con las tesis ya adelantadas en sus discursos en la Universidad de Podemos la semana pasada y en el encuentro con los círculos del viernes; unas tesis que pasan por endurecer el tono, aumentar la presencia en la calle e impugnar el sistema nacido de la Transición, es decir, devolver a la formación morada a sus orígenes bolivarianos y dar por fracasado el experimento errejonista y su quimérica «transversalidad». En este sentido de retorno a los valores y las formas del chavismo conviene recordar las inequívocas muestras de culto al líder que pudieron observarse tanto en el vídeo como en la cartelería del encuentro en Madrid con los círculos. El desdén hacía las instituciones y la cercanía a la calle como fuente de legitimidad democrática también estuvieron presentes en el discurso de Iglesias, que dijo que la presencia de cargos del partido en el parlamento puede convertirse en una «trituradora de la decencia» y que explicó su concepto de «transversalidad» como «ponerse de parte de la gente» y estar junto a los «movimientos sociales como la Plataforma de Afectados de la Hipoteca», es decir, lo que el mismo definió como la «politización del dolor».

Pero el aspecto en el que el discurso de Iglesias se desmarcó de manera más clara del estilo que defiende Errejon fue la relación con el partido socialista. Los ataques del secretario general de Podemos al Partido Socialista fueron incluso más broncos que en días anteriores. Iglesias dijo del PSOE que era «un partido desnortado que tenía que descabalgar a su secretario general por un golpe orquestado para acabar poniéndose de rodillas ante el PP». Para el líder de Podemos lo que sucedió durante el pasado fin de semana –el comité federal socialista que desembocó en la dimisión de Pedro Sánchez y la constitución de una gestora que apunta claramente a la abstención en la próxima votación de investidura de Rajoy– fue un «espectáculo bochornoso». Iglesias llegó incluso a animar a los socialistas a saltarse la disciplina de voto en el Congreso. «Sería una demostración de dignidad» si finalmente sucediera, afirmó. El secretario general de la formación morada echó mano a una socorrida herramienta retórica que su partido ha utilizado desde sus inicios: presentar Podemos como un cambio de paradigma político en España que ya ha tenido lugar de facto y que es irreversible. A través de este prisma dialéctico, Podemos es «la fuerza política que ha quedado en la oposición» que «tarde o temprano va a gobernar». «Tenemos que prepararnos para gobernar», concluyó. Consciente de la inquietud que esta posibilidad provoca en buena parte del electorado español, Iglesias se mostró partidario de «no disfrazarnos» y de hablar claro, actitud que resumió en la expresión: «Si algunos tienen miedo de podemizarse, nosotros les decimos que somos más Podemos que nunca». Asimismo, el secretario general apenas hizo ejercicios de autocrítica en su intervención ante el Consejo Ciudadano Estatal. Iglesias fue claro al afirmar que «hicimos bien al plantear el dilema de que el PSOE tenía que elegir si nosotros o facilitar un Gobierno del PP».

En cuanto a las divisiones internas que lastran al partido, el líder de Podemos sacó a relucir el argumento de que en realidad son prueba de la vitalidad de su proyecto político y, por tanto, una parte irrenunciable del patrimonio de su partido que, lejos de ser una rémora, constituye uno de sus mayores atractivos ya que, al final, todos coinciden en lo fundamental: echar a Rajoy de La Moncloa. En sus propias palabras: «Podemos es un partido vivo, que debate y no oculta sus diferencias pero en el que todos tenemos claro que nos toca ser oposición al PP». En cuanto al problema de la disensión interna es significativo señalar que Iglesias invitó al Consejo Ciudadano Estatal no sólo al portavoz de En Comú, Xavier Doménech, sino también a los diputados y senadores de Podemos y sus confluencias. El Consejo Ciudadano tiene una proporción de errejonistas y pablistas equilibrada que fue decisivamente inclinada a favor del secretario general cuando se incorporaron los cargos electos del partido.

.

"Al decir verdades, aunque sean incómodas, hemos podemizado las discusiones políticas de este país" @Pablo_Iglesias_ pic.twitter.com/jxstJGewqo