Convención del PP
La estrategia de Rajoy en la convención: captar el 36% de los indecisos de centro
Durante la Convención Nacional del PP el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, presentará la estrategia con la que afrontará las elecciones europeas, unos comicios que se presentan difíciles. Tanto que en medios populares empiezan a trabajar con la hipótesis de que tienen que hacer un esfuerzo extraordinario porque podrían llegar a perderlos. La estrategia está definida y no va a variar por los movimientos de última hora de ese sector contestatario interno al que se ubica más a la derecha. Ni por la irrupción en escena del partido Vox ni por la decisión de algunos dirigentes históricos de hacerse notar justo en vísperas de este relevante cónclave, según sostienen en el entorno del presidente. Dan sus razones, muy ligadas al pragmatismo de Rajoy, para explicar su decisión de afrontar este curso político con el discurso económico por bandera, incluyendo en él un mensaje más dirigido a la economía real, junto con la modificación del sistema tributario y la reforma del sistema de financiación con su impacto en Cataluña.
Respecto al problema catalán, Rajoy no tiene previsto endurecer su mensaje, pero sí tener más presencia en esa comunidad. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, anunciará allí, previsiblemente en marzo, las nuevas balanzas fiscales. Rajoy quiere contrarrestar la ofensiva soberanista con el debate de la financiación, que le cuadra por agenda, ya que el Gobierno lo tiene todo preparado para abrir la discusión sobre la reforma del modelo. Sin prisas, pero, al menos, dando que hablar al respecto. En paralelo, el presidente quiere limar algunas aristas, por ejemplo en relación a la reforma de la ley del aborto. Mientras que en materia de política antiterrorista no variará el guión al que se ha ajustado hasta ahora.
¿Por qué el presidente ha decidido no moverse cuando lo que le dicen sus expertos electorales es que en las elecciones europeas sí pueden tener algún coste las voces disidentes que han vuelto a emerger en las últimas semanas? La respuesta es que Rajoy «se queda» en el centro porque «sabe que es ahí» donde se ganan las elecciones generales. La secuencia electoral viene como viene; primero, las europeas; luego las autonómicas y, por último, las generales.
Cada elección tiene un carácter distinto y las estructuras de los votantes son también distintas porque varía la participación. Por eso, la tesis de que la victoria está en el centro pesa más en unas circunstancias que en otras. El problema inmediato para el PP es que las elecciones europeas están siempre marcadas por una participación muy baja, y las previsiones de los estrategas populares es que esa participación será todavía menor en las del próximo mes de mayo. «No hay nada que indique que van a votar más que en las anteriores, más bien al contrario. En esta ocasión va a pesar la desafección y el cansancio ciudadano, a diferencia de las anteriores, en las que el aliciente del «cambio» ayudó al PP a movilizar a los suyos e incluso a los decepcionados con la gestión socialista», explica un alto cargo popular. Tienen estudiado que cuando baja la participación, los primeros que dejan de votar son los menos militantes, los menos alineados, los que más se identifican con eso que se llama el voto del centro.
«Y entonces es cuando es más relevante mantener a los tuyos, a los más "creyentes", y donde más daño pueden hacer, a la hora de desmotivar, las deserciones, las voces críticas que ponen en duda la política antiterrorista o territorial del Gobierno», reconocen en la «fontanería» del Ejecutivo. Por ejemplo, en el PP dan por hecho que Vox –el partido de Santiago Abascal y al que se ha ido Alejo Vida-Quadras «cuando ha perdido la nómina del Parlamento europeo en nombre del PP»– es «inviable». Pero también admiten que sin que llegue a sacar escaño, puede ocurrir que todo lo que consiga sea a costa del Partido Popular. Es decir, que a diferencia de Ciutadans o de UPyD, en este caso su discurso sí que afecta al militante del PP más decepcionado y puede confirmarle en su percepción, «llevando a la abstención al ciudadano más conservador».
Pero el análisis de Rajoy mira más a largo plazo y se sustenta en el principio de que las elecciones generales se ganan en el centro. «Arriolismo» puro, con el que coincide el análisis de los resultados electorales y su extrapolación comparativa con los últimos datos de la encuesta de NC Report para LA RAZÓN. Según este estudio, los dos partidos políticos de ámbito nacional en el que los votantes de centro tienen hoy mayor peso son PP y UPyD. En estas dos formaciones los votantes centristas representan el 50,8 por ciento y el 50,6 por ciento de sus respectivos electorados. Porcentajes que contrastan con el voto puramente centrista que tiene el PSOE, que supone tan sólo el 20,6 por ciento del electorado socialista.
Hay que tener presente que el PSOE pasó en 4 años de once millones de votantes en 2008 a 7 millones en las elecciones generales de 2011. La mayor parte de los cuatro millones de votantes perdidos por el PSOE en las últimas elecciones generales se encuentran en la enorme bolsa de votantes centristas que no acudieron a votar el 20-N.
En el caso del PP, el análisis del voto confirma que capta el 78 por ciento de todo el voto de derechas del país, y también el 78,1 por ciento del conjunto del voto de centro-derecha. Pero únicamente el 32,6 por ciento del voto de centro, aunque éste represente el 50,8 por ciento del total del electorado popular. Pero hay que tener en cuenta que el voto de derechas en España supone sólo el 2,4 por ciento de los votantes, y el de centro-derecha, el 13 por ciento. Entre ambos suman el 15,4 por ciento. Con lo que es imposible ganar unas elecciones, y de ahí la necesidad de incorporar el centro al proyecto popular, en lo que cree firmemente Mariano Rajoy.
Según NC Report, en España hay huérfano un 36,8 por ciento de voto de centro, 4,2 puntos más que el que tiene el PP en la actualidad. El resto de partidos absorbe el 30,6 por ciento del voto centrista (13,4 por ciento el PSOE, 5,9 por ciento UPyD, 2,4 por ciento IU, y el 9 por ciento otros partidos).
Rajoy cree que la conquista de ese 36,8 por ciento de votantes de centro se convertirá en el principal objetivo de los partidos políticos. Y que si se consigue su movilización volverá a subir la participación, y será clave para que el PP conserve La Moncloa o para que el PSOE la reconquiste.
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