Crisis del PSOE
La irrupción de Madina precipita el calendario para las primarias
Aún no ha dicho sí y el socialismo ya vibra. Las redes sociales echaban humo, la militancia salió por un día de su letargo, los cargos orgánicos se revolucionaron y algunos diputados sobreactuaron en su desbordante entusiasmo. Los pasillos del Congreso eran un hervidero de comentarios, chascarrillos y análisis sesudos; los teléfonos de los socialistas echaron humo durante todo el día. No era para menos. El PSOE se despertó con la noticia de que Eduardo Madina entraba en la liza por la sucesión y exploraba sus posibilidades. Y Madina no es cualquiera en este baile aún no inaugurado de posibles aspirantes. Para la dirección federal, era el nombre más temido, el que más garantías de éxito tendría en unas primarias abiertas y el que, de decidirse, mejor puede impulsar la regeneración democrática y el cambio generacional por el que clama la ciudadanía, esto por no hablar del optimismo y la esperanza que insuflaría en la deprimida y decadente militancia socialista.
¿Quiere esto decir que en la calle Ferraz celebraron la noticia? En absoluto. La acogieron con recelo. Unos, porque creen que, aún sin postularse oficialmente para la carrera sucesoria, se ha expuesto innecesariamente. Otros, porque tienen otro favorito. Y alguno, porque cree que ha roto la estrategia del partido, hoy centrada en la denuncia permanente del «caso Bárcenas» y la supuesta financiación del PP, la reforma de la ley del aborto, los desahucios y la política económica del Gobierno.
Pero Madina no ha dicho aún esta boca es mía. Sólo escucha a quienes le llaman y por primera vez piensa y explora las posibilidades que tendría y que, a juzgar, por las reacciones de ayer pero sobre todo por los nombres de quienes «bendecirían» su candidatura, parecen muchas. Todo dependerá de lo que haga a partir de ahora, de sus próximos movimientos, del quién le acompañe en la aventura y del relato con el que encandile. «Tiene imagen y aptitudes, ahora queremos saber cuál es su proyecto y con qué estructura cuenta», decía ayer un importante barón del PSOE, al que ayer inquietó la excitación con la que Carme Chacón celebró la noticia. Si hay una virtud que todo el mundo destaca en el actual secretario general del Grupo Socialista es que no sólo no salió contaminado del congreso de Sevilla, sino que se cuidó mucho de ser utilizado por alguno de los dos contendientes de aquella batalla. Y es que, en este momento, aparecer en el tablero socialista como posible candidato impulsado por Chacón, Zapatero, Rubalcaba o cualquier nombre vinculado al pasado reciente y al pasado más pasado tendría un alto precio.
Compañías aparte, si en algo coinciden un importante número de barones es en que la irrupción del joven diputado vasco –que estos días se recupera de una leve intervención quirúrgica– precipitará, en todo caso, los plazos previstos. Y lo previsto por Ferraz es que no haya primarias hasta después de las elecciones europeas. Nadie cree que la dirección pueda frenar la elección del candidato hasta después de junio del próximo año, se postule quien se postule. Hasta Rubalcaba es consciente de esto. Otra cosa es que lo pueda o deba verbalizar ante un micrófono porque al día siguiente, sin el relevo hecho, dejaría de existir, también para los suyos.
Cuando el secretario general habla de «proyecto» tiene razón y cuando dice «ahora no toca» es que, aunque toque, no lo piensa decir porque se comprometió a hacer la travesía del desierto y la hará hasta el ultimo día, aunque éste cada vez esté más cerca en el calendario y a él y a los suyos les pida el cuerpo tutelar la sucesión y llevar hasta el podio al vencedor de las primarias.
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