La investidura de Sánchez

Los cuatro puntos que separan a PSOE y Podemos

Estos son los principales puntos conflictivos que impiden a Sánchez e Iglesias ponerse de acuerdo a apenas dos semanas de la fecha límite para convocar elecciones.

La portavoz del grupo socialista en el Congreso, Adriana Lastra, atiende a la prensa tras la primera reunión, de más de cuatro horas de duración, con Unidas Podemos.
La portavoz del grupo socialista en el Congreso, Adriana Lastra, atiende a la prensa tras la primera reunión, de más de cuatro horas de duración, con Unidas Podemos.larazon

Estos son los principales puntos conflictivos que impiden a Sánchez e Iglesias ponerse de acuerdo a apenas dos semanas de la fecha límite para convocar elecciones.

A 17 días de la fecha límite del 23 de septiembre, el fuego cruzado de reproches entre los dos principales partidos de la izquierda, PSOE y Unidos Podemos, recuerda cada vez más al que se produjo antes del verano y hace pensar incluso a los más optimistas que los españoles deberán volver a las urnas en noviembre. A día de hoy estos son los cuatro escollos principales que impiden que Sánchez e Iglesias desbloqueen la investidura.

1. Gobierno de Coalición. Este es sin duda el punto más espinoso de la negociación. El único con entidad suficiente para paralizar por si mismo el acuerdo. Así ha sido desde el principio. Los socialistas no están dispuestos a que dentro del Consejo de Ministro se siente un miembro del partido que consideran su principal enemigo electoral. La desconfianza es plena y temen el doble juego del Partido de Iglesias y que en el momento en el que más débiles estén les retiren el apoyo y termine la legislatura. Para Podemos, sin embargo, sentarse en el Consejo es clave: lo contrario sería «entregarle un cheque en blanco al PSOE», por utilizar el mantra utilizado por Iglesias, algo que las bases del partido no aprueban. Los socialistas han ofrecido puestos cruciales en el organigrama del Estado como el CIS, la Comisión de Valores o el Consejo de Seguridad Nuclear pero Iglesias insiste en que quiere dirigir desde el Gobierno políticas activas de empleo y un plan nacional de transición energética como mínimo.

2. Cataluña. A pesar de que en los últimos meses este tema ha pasado a un segundo plano lo cierto es que sigue siendo un punto de desencuentro capital entre ambos partidos. El PSOE ha incluido en los 370 puntos programáticos que ha puesto encima de la mesa de negociación una negativa frontal a la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Sin embargo este punto es crucial en la arquitectura del programa político de Podemos desde su fundación y es la base fundamental de su entramado de alianzas territoriales, entre ellas la más numerosa, la de los comunes de Ada Colau en Cataluña. Significativamente, Pedro Sánchez a repetido constantemente que no puede sentar en el Consejo de Ministros a alguien que considera a los líderes independentistas «presos políticos» en clara alusión a Iglesias.

3. Política fiscal. A pesar de que el PSOE ha ido incorporando paulatinamente medidas de Unidas Podemos como las listas cremallera en las elecciones, la prohibición de cortes de energía a hogares vulnerables e incluso se ha abierto a estudiar la ampliación del voto a los mayores de 16 años, pese a todo los socialistas se siguen mostrando reacios a dar su brazo a torcer en dos medidas fundamentales para el partido de Iglesias: el impuesto a la banca para que se devuelva lo invertido en el rescate a entidades financiares durante la crisis y la limitación de las subidas abusivas del alquiler de viviendas.

4. Desconfianza y choque de «egos». Aunque se trata de una cuestión que entra más en lo psicológico que en lo estrictamente político lo cierto es que en la lucha mediática entre ambos partidos para echarse la culpa mutuamente por la cada vez más que probable repetición de elecciones los ataques personales han sido la norma más que la excepción. La relación personal entre Sánchez e Iglesias -en otro tiempo cordial- está muy deteriorada. Iglesias llegó ayer mismo a asegurar sin matices: «El problema es él». Previamente el líder de Podemos respondió a ataques análogos de los socialistas dando un paso al lado al aceptar no formar parte del Gobierno. A esta animadversión personal hay que añadir la de los cuadros principales de ambos partidos: el clima generalizado de desconfianza hace muy difícil que se produzca un acercamiento de posturas para sacar adelante la investidura del líder socialista.