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Los sustitutos de Arriola alertan a Rajoy: ganar no será suficiente en las generales

El equipo de Narciso Michavila avisa de que el mensaje económico puede que no cale y que el pacto entre PSOE y Podemos se repetiría en el asalto a la Moncloa

El portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, Rafael Hernando, ayer en Madrid
El portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, Rafael Hernando, ayer en Madridlarazon

El PP negocia con una decena de partidos independientes, además de con Ciudadanos, para intentar salvar la mayor cuota de poder municipal posible del frente de izquierdas que están conformando PSOE, IU y Podemos. Con estos tres partidos no mantienen conversaciones en ningún ayuntamiento, ni grande ni pequeño, porque el objetivo común que les une –denuncian en Génova– «es apartarles del poder». Las negociaciones abiertas afectan a más de 600 municipios en los que el PP consiguió la mayoría relativa en las elecciones del pasado 24 de mayo. E incluye a partidos minoritarios de todo signo. Desde el Partido Andalucista, pasando por el Partido Riojano, el Partido Aragonesista o el PNV en Vitoria. El resultado de estas conversaciones se conocerá a mediados de esta semana, y será determinante en la cuenta final de resultados del nuevo reparto del poder territorial, aunque todos los focos estén puestos en las plazas más simbólicas como Madrid o Valencia.

El próximo día 13 se constituirán todos los ayuntamientos, y poco a poco irán también ajustándose las piezas del nuevo mapa autonómico. De hecho, esta semana también puede ser decisiva para el futuro de la Comunidad de Madrid y de Andalucía. En la dirección popular sostienen que sus conversaciones con Ciudadanos en Madrid avanzan por buen camino y su información apunta a que, finalmente, el partido de Albert Rivera apoyará a Cristina Cifuentes en la Asamblea, al tiempo que votará también a favor de la investidura de Susana Díaz en Andalucía. Es decir, que Ciudadanos resolverá esta primera necesidad de retratarse desde la posición neutral que supondría avalar que en las dos comunidades gobierne la lista más votada.

Ese voto favorable de Ciudadanos en el Parlamento de Andalucía haría además innecesaria la abstención de Podemos. Un aval, por cierto, que Susana Díaz quiere evitar para jugar sus piezas en clave interna y, al mismo tiempo, también en clave nacional del PSOE. Ciudadanos le permite seguir abanderando el centro, mirándose todo lo posible en el espejo de lo que representó en su partido José Bono, y colocaría a Pedro Sánchez ante el desgaste del recelo que dentro de sus filas genera la alianza con la formación de Pablo Iglesias. Estos próximos días serán claves dentro de la ronda de contactos con todos los partidos que ha vuelto a convocar la candidata socialista a la Junta.

En lo que toca al PP, con el gurú demoscópico Pedro Arriola en retirada, hasta ahora un poder fáctico en la sombra que ha condicionado cada decisión y cada estrategia del partido, en Génova empiezan a escucharse otras voces como la del sociólogo y experto en análisis electoral Narciso Michavila. Y el mensaje es claro: el PP está en condiciones de ganar las próximas elecciones generales, pero se enfrenta al riesgo de que no pueda gobernar si suma el frente de izquierdas que se está articulando tras el 24-M. En la dirección nacional han empezado a tomar nota y eso se refleja en su mensaje político, en el que entra con fuerza la denuncia de la política socialista de echarse en brazos de los «radicales» de Podemos. El análisis que hacen en el PP se sostiene en la idea de que el pacto del PSOE con Podemos no sólo le planteará a medio plazo un problema interno a Sánchez y un desgaste entre su electorado, sino que puede servirles como elemento movilizador de sus votantes una vez que constaten por la vía de los hechos en qué se concreta su discurso sobre la amenaza de la inestabilidad y de la política de pactos del PSOE.

Las elecciones autonómicas y municipales volvieron a confirmarles que su principal problema no es Ciudadanos, sino la abstención de sus votantes. Y en Génova confían en que la amenaza de que el PSOE pacte con Podemos para gobernar en La Moncloa sea un factor motivador de sus votantes más tradicionales, los mismos que en los últimos comicios no les han apoyado en las urnas por su decepción con algunas de sus políticas o por el desgaste que les ha provocado la corrupción. «Ya no se nos puede acusar de practicar el discurso del miedo. Se está viendo en qué consiste la política del PSOE y cuál es la verdadera alternativa al PP», explican.

Por otra parte, la cúpula del PP sigue decidida a colocar la recuperación económica en el centro de su precampaña electoral. Pero desde el ámbito demoscópico les están advirtiendo de que siguen enfrentándose al riesgo de que esa recuperación no les sume en las urnas en tanto no vaya acompañada de una mejora real en el nivel de vida de los ciudadanos y de una recuperación de la inversión social. También les advierten de que la opinión pública demanda más contundencia contra la corrupción. Y que estos dos elementos seguirán pesando en la campaña de las generales.

Los populares dan por hecho que C’s salvará a Díaz en Andalucía y a Cifuentes en Madrid

Las conversaciones del PP con Ciudadanos están muy avanzadas y todo apunta a que el partido de Albert Rivera apoyará a Cristina Cifuentes en Madrid. En Andalucía, C’s también se decantará a favor de la investir a Susana Díaz. El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, pidió ayer responsabilidad al líder socialista, Pedro Sánchez, y que no convierta al PSOE en la «muletilla» de Podemos.