Sevilla

Los vis a vis de los asesinos de Blanco

Fco. Javier García Gaztelu «Txapote» y Iranchu Gallastegui «Amaia»
Fco. Javier García Gaztelu «Txapote» y Iranchu Gallastegui «Amaia»larazon

Los asesinos del concejal del Partido Popular de Ermua Miguel Ángel Blanco, asesinado hoy hace 16 años, cumplen condena en una misma prisión, pese a que la razón que dio lugar a esta circunstancia, (tener un hijo en común menor de tres años) ya ha desaparecido.

Los asesinos del concejal del Partido Popular de Ermua Miguel Ángel Blanco, asesinado hoy hace 16 años, cumplen condena en una misma prisión, pese a que la razón que dio lugar a esta circunstancia, (tener un hijo en común menor de tres años) ya ha desaparecido. Según el último boletín de Etxerat, la asociación de familiares de presos de la banda, Francisco Javier García Gaztelu, «Txapote», e Iranchu Gallastegui, «Amaia», se encuentran en la cárcel gaditana de Puerto III.

La «unión» en un mismo centro se produjo en marzo de 2009, en la prisión coruñesa de Teixeiro, por decisión del juez de vigilancia penitenciaria. Gallastegui estaba ya en el centro con su hijo menor de edad de tres años y tenía derecho a ello, de acuerdo con lo previsto en la reglamentación penitenciaria. En 2007 había solicitado el traslado de García Gaztelu, como padre del niño, pero no lo logró hasta dos años después. A partir de ese momento, tenían acceso a un vis a vis mensual.

El artículo 17 del Reglamento Penitenciario establece, entre otras cosas, que «la Dirección del establecimiento admitirá a los hijos menores de tres años que acompañen a sus madres en el momento del ingreso. Cuando éstas soliciten mantenerlos en su compañía dentro de la prisión, deberá acreditarse debidamente la filiación y que dicha situación no entraña riesgo para los menores, poniendo en conocimiento del Ministerio Fiscal la decisión adoptada a los efectos oportunos». «Las internas que tuviesen en el exterior hijos menores de tres años bajo su patria potestad podrán solicitar del Consejo de Dirección autorización para que éstos permanezcan en su compañía en el interior del Centro penitenciario, que se concederá siempre que se acredite debidamente la filiación y que tal situación no entraña riesgo para los menores. A tal fin, se recabará la opinión del Ministerio Fiscal, a quien se le notificará la decisión adoptada».

Miguel Ángel Blanco fue secuestrado el 10 de julio de hace 16 años cerca de la estación de Ermua, cuando se trasladaba a su trabajo en Eibar. ETA pidió (lo que sigue exigiendo ahora) el traslado de los presos de la banda a cárceles del País Vasco y dio un plazo improrrogable de 48 horas. Pasado este tiempo, el «comando», del que formaban parte, al menos, «Txapote» y «Amaia», disparó en la cabeza, con toda la vileza del mundo, al concejal popular y su cuerpo, aún con vida, fue abandonado en un paraje de la localidad guipuzcoana de Lasarte. Blanco debió estar retenido, siempre atado y, probablemente, con los ojos vendados, en algún lugar cercano. Falleció en la madrugada del 13 de julio. La reacción a este crimen, nada más conocerse el secuestro y, en especial, al producirse la muerte, fue una de las más importantes que se han producido en España, incluido el País Vasco. En Navarra, en concreto en Pamplona, donde se celebraban los Sanfermines, se produjeron ataques a miembros de Herri Batasuna, todo en medio de una gran tensión.

Aunque el hijo de «Txapote» y «Amaia» creció y superó la edad reglamentaria, la «unión» en un mismo centro de los dos terroristas, por razones que medios oficiales han declinado explicar, se mantuvo, primero en el El Acebuche, en Almería; y, en la actualidad, en Puerto III, en Cádiz, donde siguen teniendo derecho a los correspondientes vis a vis.

Existen otras dos parejas de etarras que se mantienen en la misma prisión, como consecuencia de haber tenido hijos, en algunos casos mientras estaban en la cárcel a raíz de los vis a vis. Se trata de Igor Solana (que asesinó, entre otras personas, al fiscal Luis Portero en Granada) y Eider Pérez, que empezaron su unión carcelaria en Picassent y ahora siguen juntos, aunque en distintos módulos, en Córdoba. En Picassent se encuentran Mikel Azurmendi, uno de los que participó en el asesinato en Sevilla del matrimonio formado por Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García, y Maite Pedrosa.