El desafío independentista
Mas sólo adelantará las elecciones para votar la independencia
Acepta convocar elecciones si ERC se integra en una sola candidatura soberanista. Plantea que el próximo mandato tenga 18 meses y sirva de transición a la independencia
Propone una candidatura única con partidos y miembros de la sociedad civil y una pregunta: «Si Cataluña debe ser un Estado independiente»
El tiempo de Artur Mas como presidente de la Generalitat se agota. Puede incluso que sólo le queden tres meses, puesto que Mas ofreció ayer retirarse de la primera línea política, siempre y cuando Convergència y ERC lleguen a un acuerdo para diluir sus siglas en una candidatura conjunta que concurriría a unas elecciones de carácter plebiscitario en el primer trimestre de 2015.
«Si me corresponde liderar la candidatura conjunta no me volveré a presentar. Ahora bien, puedo encabezarla o puedo cerrarla», dijo en el último tramo de la intervención que protagonizó ayer ante unas 2.000 personas en el auditorio del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB).
Con este sorprendente anuncio Mas clausuró el acto que había convocado para concretar la hoja de ruta del proceso soberanista después de la pseudoconsulta del 9-N. El presidente de la Generalitat asumió las enormes presiones de ERC para liquidar la legislatura en curso y dar paso a unas elecciones plebiscitarias que clarifiquen si hay una mayoría independentista en Cataluña. Mas convino con ERC en que «ha llegado la hora» de usar el único instrumento posible para hacer un referéndum de autodeterminación de facto, pero condicionó la convocatoria a una lista única de soberanistas en la que desaparecerían las siglas de los partidos y en la que se integrarían figuras de la sociedad civil, experos, dirigentes de partidos y profesionales de reconocido prestigio.
Según el plan de Mas, todos ellos aceptarían integrarse en esta lista con la condición de no volver a repetir como candidatos. «Pedimos a la sociedad civil que sea capaz de dar un paso adelante pero que renuncie a la carrera política», resumió el presidente de la Generalitat.
El objetivo de esta lista independentista sería obtener la mayoría absoluta. «El resultado tiene que ser nítido, claro y muy entendedor. Entre los poderes constituidos nadie espera con los brazos abiertos la formación de un nuevo Estado», dijo Mas.
En el caso de que la candidatura soberanista lograra la mayoría absoluta, Mas propuso un tiempo de 18 meses para consumar una transición nacional que serviría para ultimar las estructuras de Estado necesarias para la Cataluña independiente (Hacienda propia) y para redactar el proyecto de Constitución. Es decir, un año y medio de plazo máximo que debería ser suficiente para dar paso, a continuación, a unas elecciones constituyentes.
Dicho de otra forma, Mas situó la independencia final de Cataluña en el horizonte de 2016. Sólo a finales de este año regresarán a la vida pública los partidos políticos como en la actualidad.
De hecho, el presidente de la Generalitat también tiene un plan para garantizar su supervivencia durante esta travesía del desierto. Consiste en que la candidura conjunta se financie al margen de los partidos y en que las subvenciones que obtenga por su resultado electoral se destine directamente a las formaciones políticas. De esta manera, Mas protegería su viabilidad.
Suculenta oferta
El presidente de ERC, Oriol Junqueras, escuchó impertérrito la alocución del titular de la Generalitat. Hoy se verán las caras en el Parlamento de Cataluña, puesto que hay sesión plenaria. Los interrogantes que suscita la intervención de Mas son enormes. En primer lugar, está por ver si Esquerra aceptará la suculenta oferta de una candidatura conjunta de independentistas o si bien seguirá en sus trece de que cada partido se presente por separado a las elecciones. ERC aspira en esta ocasión a ganar los comicios autonómicos, pero la oferta de Mas incluye su propia cabeza en una bandeja.
El líder de CiU ya jugó a este juego durante el mandato de Rodríguez Zapatero, cuando ofreció el apoyo de su formación al Estatut si existía el compromiso de los socialistas de retirar a Maragall de la carrera política. Aquello, hay que decirlo, fue un fiasco.
En todo caso, el presidente de la Generalitat aseguró que mantiene «abierta» una puerta para el diálogo con el Gobierno, aunque es «escéptico». Mas aseguró que está dispuesto a que pueda votarse una reforma de la Constitución como salida política al conflicto político que mantienen el Estado y la Generalitat, pero consideró que es muy difícil llegar a este escenario dadas las circunstancias actuales. Así las cosas, Cataluña, argumentó, tiene las capacidades necesarias para seguir con su camino y no esperar ninguna otra cosa del Estado.
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