Unión Europea
Moncloa no estuvo atenta
¿Cómo es posible que se haya llegado a este punto crítico cuando apenas quedaban días para que se acabara el plazo?
El asunto de Gibraltar siempre ha sido muy sensible. En abril de 2017, las directrices del Brexit decían claramente que «después de que Reino Unido deje la Unión, ningún acuerdo entre la UE y Londres podrá aplicarse al territorio de Gibraltar sin un acuerdo entre el Reino de España y Reino Unido». Desde entonces, el asunto no ha llegado a los titulares porque otros asuntos eran más prioritarios. Lo importantes es preguntarse cómo todo esto ha podido estallar a tan solo días de la cumbre extraordinaria. Toda la negociación del Brexit ha sido un proceso extremadamente sensible debido a que se han tenido que tratar muchos asuntos difíciles. Es verdad que la Comisión debería haber tratado el tema de Gibraltar con más cuidado, pero por otra parte, el Gobierno español también podía haberse asegurado antes de esta semana de que el texto contaba con su beneplácito.
¿Tiene firmeza legal la declaración obtenida de los británicos?
Teniendo en cuenta la rapidez de las negociaciones y la falta de tiempo material que ha habido en la recta final de los contactos, creo que España puede darse por satisfecha por las garantías que ha conseguido arrancar tanto de la Unión Europea como de Reino Unido. En cuanto a la firmeza jurídica de las garantías logradas por Madrid se trata de un buen pacto: no perfecto pero sí aceptable y, desde luego, el resultado es mucho mejor para todas las partes involucradas que el terrible desastre que hubiera supuesto que no hubiera habido acuerdo alguno. Me refiero a un desastre no solo para Europa en el contexto del Brexit, sino también para España en lo relacionado con Gibraltar.
Aún queda una última barrera que superar: que el Brexit sea aprobado por el Parlamento británico...
A este respecto está claro que un Brexit sin acuerdo afectará a la nación inmensamente, con impacto incluso en el abastecimiento de alimentos y medicinas. Por lo tanto hay mucho sobre el tapete. Pero May está en una posición de debilidad doméstica con la amenaza del DUP y la campaña de los «brexiters» duros contra su acuerdo, que no parece entender las consecuencias de un salida abrupta de la UE sin acuerdo alguno. Algunos diputados favorables al Brexit ni siquiera parecen entender que la salida significa que Reino Unido debe abandonar las instituciones europeas, como la conservadora Nadine Dorries demostró la semana pasada. Especialmente desalentadora fue también la ignorancia de Dominic Raab, que recientemente dimitió como ministro del Brexit. Reconoció que no comprendía la importancia de la ruta comercial Dover-Calais durante su permanencia en el cargo. Bastantes políticos que han dimitido, especialmente «brexiters», comentan generalmente en los medios de comunicación y simulan saber mejor que nadie qué es lo que hay que hacer, incluso cuando han dejado sus responsabilidades en un momento crucial.
¿Este conflicto puede hacer suponer que la negociación de la relación futura puede ser causa de división entre los socios de la UE?
Si la Unión Europea y Reino Unido lograr finalmente ponerse de acuerdo y aprobar el pacto de salida y la declaración política y si, además, ambos documentos lograr el visto bueno del Parlamento de Westminster, el periodo de transición empezará y se permitirá que Londres negocie su relación futura con la Unión Europea. El documento de retirada el «certificado de divorcio». Respecto a esta situación tan incierta, esperemos que tanto los Estados miembros como la clase política de Reino Unido entiendan la importancia de sacar adelante un pacto sólido porque mucho en Europa depende de ello.
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