Así sería la España rescatada
Pérdida de soberanía para negociar en la UE
Y Rajoy dijo NO al rescate. El presidente del Gobierno español montó una estrategia para evitarlo. Cuando la prima de riesgo llegó a 640 puntos, para muchos expertos éste era inevitable. En 2012, con el interés del bono soberano español a 10 años sobre el 6,5% o más, aseguraron que el Estado no podría financiarse; los economistas norteamericanos más mediáticos, como Krugman, precisaban la fecha límite a partir de la cual se produciría el colapso. Cada emisión del Tesoro era un parto. Pero con flema gallega que parece británica, el presidente español aguantó.
¿Qué hubiera ocurrido si llega a aceptar el rescate? Para saberlo no hay que mirar muy lejos. Portugal y Grecia son dos ejemplos. La imagen de marca de ambos está mal. España habría perdido toda soberanía para maniobrar. Los bancos nacionalizados se hubieran vendido a precio todavía más de saldo y sus inversores habrían tenido un menoscabo en sus acciones y depósitos como en Chipre. Se habrían salvado los depósitos de menos de 100.000 euros, pero la salida de capitales habría sido una desbandada y aún no habrían vuelto los inversionistas. La imagen de Marca España se hubiera desplomado, sería un país no fiable. Eso dificultaría la penetración en los mercados exteriores: las exportaciones serían en base a productos de poco valor añadido, nadie se fiaría de nuestra marca ni compraría productos sofisticados.
Pero Mariano dijo NO. Eso mantuvo una cierta soberanía económica en España. De hecho, el Gobierno pudo negociar dos veces al alza el objetivo del déficit público con Europa. En la última se estableció para 2013 el 6,3% del PIB y el 5,5% en 2014. Lo ha hecho argumentando que la austeridad a rajatabla conduce primero a la recesión y, luego, a la depresión. Depresión que acabaría contaminando las economías vecinas, hasta llegar a la propia Alemania. Ahora, después de dos años, el debate austeridad/crecimiento está instalado en la UE. La última bajada de tipos de interés por parte del BCE es un indicio de que Europa se decanta por el crecimiento en estos momentos. La imagen de Marca España se afianza como un país serio que sale de la crisis sin necesidad del «default».
Si la paciencia y el coraje del presidente español hubiera fallado, si el rescate se hubiera producido, Italia hubiese sido el siguiente país en entrar en barrena y el euro no se sabe si hubiera resistido. España ha sido el valladar ante el que se estrellaron los especuladores internacionales.
Los 6,2 millones de desempleados españoles son el precio de mantener la zona euro. Europa debe compensar a España por su sacrificio. Draghi ha empezado este pasado jueves bajando el tipo de interés al 0,5%. Pero eso es sólo el principio, las «deudas» con España y los países del sur se deben amortizar a toda prisa. En caso contrario, la moneda única corre el riesgo de desandar el avance producido gracias a la resistencia española. Además, frente a la resistencia o el rescate, la otra alternativa era la salida de España del euro. Una salida que hubiera sido un golpe mortal para el proyecto de la moneda común.
Ahora se tambalea la fe en la UE y suenan tambores antiUE en varios países; y no sólo en Inglaterra, donde es tradicional el euroexcepticismo. Sin embargo, España sigue siendo un bastión europeísta.
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