El desafío independentista
Puigdemont equipara el diálogo con el «Espíritu Santo»
«Todo el mundo habla de él pero nadie lo ha visto», ironiza el presidente catalán, que niega que haya conversaciones.
«Todo el mundo habla de él pero nadie lo ha visto», ironiza el presidente catalán, que niega que haya conversaciones.
Desde que se puso en marcha la denominada «operación diálogo» por parte del Gobierno, la Generalitat no ha dudado en quitarle alcance. Tanto el presidente catalán, Carles Puigdemont, como sus consellers se lanzaron de inmediato al contraataque asegurando que no era más que «una operación de maquillaje». Restaron así toda trascendencia a los contactos que han mantenido, por ejemplo, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras.
El Govern nunca ahorra esfuerzos para aclarar que no hay diálogo alguno con el Gobierno. Por eso, ayer, después de que el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, afirmara en el canal 24 horas de Televisió de Catalunya que existen contactos «no siempre públicos» entre ambas administraciones, los pesos pesados del Govern salieron en tromba para desmentirlo.
Primero lo hizo la consellera de la Presidència,Neus Munté. «Las únicas cosas que estamos recibiendo son notificaciones de suspensión, amenazas de inhabilitación y advertencias desde los tribunales de justicia», comenzó Munté.
Horas después, Puigdemont, por su parte, optó por la ironía para negar que haya en marcha algo parecido a una operación diálogo. «Esto es como el Espíritu Santo, del que todo el mundo habla pero que nadie lo ha visto», dijo el presidente de la Generalitat desde Narbona (Francia), donde se encuentra de viaje oficial.
Puigdemont tiene pendiente una entrevista personal con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y asegura que está a la espera de conocer si existe por su parte alguna oferta concreta de un mayor autogobierno para Cataluña. «Si el Gobierno español tiene ganas de hablar sobre alguna propuesta concreta, que ponga algo sobre la mesa, pero sobre esto no hay ninguna negociación, ni privada ni oficial, y créanme, nos gustaría».
En los últimos días, la denominada «tercera vía» (un autogobierno para Cataluña que se situaría entre la autonomía y la independencia) ha resucitado tímidamente y el Govern está muy interesado en que se concrete porque no tendría inconveniente en someterla a votación en referéndum junto a la posibilidad de la secesión.
Sobre la eventualidad de que la oferta del Gobierno pueda centrarse en satisfacer alguno de los 46 puntos de la lista de reivindicaciones que la Generalitat entregó a Rajoy para su cumplimiento, Puigdemont advirtió de que si es así «no han entendido nada», porque esas eran demandas que «tenían que haber cumplido hace muchos años».
Finalmente, el presidente catalán volvió a reclamar una reunión con Rajoy y destacó que si todavía no se ha producido no es por un problema de su agenda. Por el momento, nada hace pensar que la entrevista vaya a tener lugar de manera inminente.
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