Delito fiscal
Rajoy llamó a Soria para cesarle cuando éste preparaba su defensa
El presidente telefoneó al ya ex ministro en funciones a primera hora de ayer para retirarle su confianza.. El ex titular de Industria insistió en que las acusaciones eran mentira pese a las evidencias documentales.
El presidente telefoneó al ya ex ministro en funciones a primera hora de ayer para retirarle su confianza. El ex titular de Industria insistió en que las acusaciones eran mentira pese a las evidencias documentales.
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, forzó ayer a primera hora de la mañana la renuncia de José Manuel Soria como ministro de Industria, Energía y Turismo. Soria se marchó el jueves a Canarias con la idea de comparecer este lunes en el Congreso de los Diputados para explicar el cúmulo de contradicciones en las que había incurrido desde que a principios de semana se conoció que su nombre aparecía en los «papeles de Panamá». Pero la última información que le vinculaba junto con su hermano con una sociedad con sede en el paraíso fiscal de la isla de Jersey derribó el vaso de la confianza de Rajoy y de su Gobierno.
A través de su equipo intentó ocultar ante los medios de comunicación su ausencia en el Consejo de Ministros. Pidieron que no se informase de esa falta, mientras él se preparaba sus explicaciones parlamentarias. Pero la negativa fue rotunda, y pasadas las diez de la noche Moncloa comunicó que Soria no estaría en el Consejo de Ministros, lo que, como sospechaban en su entorno, ya encendió todas las alarmas y confirmó en el PP que estaba más fuera que dentro. Su renuncia se resolvió directamente entre él y Rajoy con una última llamada de teléfono ayer por la mañana, y sorprendió incluso a algunos de los miembros del Gabinete más cercanos al presidente. Estaba extendida la impresión de que iba a intentar aclararlo todo en el Congreso, y que ésa era su última oportunidad. Aunque tanto en Moncloa como en la dirección popular se entendía que la situación era tan complicada que no había apenas margen para que continuara en el cargo. La presión mediática acabó siendo la puntilla definitiva.
«Podemos llegar a creer que no se acordaba de nada de lo que sucedió hace 20 años. Pero no puede hacer como que tampoco sabe nada de lo que tenía, de lo que hacía y dejaba de hacer en 2002», explicaba ayer por la tarde un asesor de Moncloa. Rajoy mantuvo su confianza en Soria hasta el jueves. Era su amigo, de su círculo cercano, y de quien se decía en el PP que tenía camino político por delante ante una etapa de renovación nacional. Nunca lo reconoció en público, pero sí se movía con esa perspectiva en privado. El ya ex ministro había conseguido incluso ponerse a muchos de su parte en esta batalla con el argumento de que había una campaña en su contra, con dossieres falsos detrás, porque en su gestión había chocado con los intereses de poderes fácticos, como las eléctricas, y se había generado poderosos enemigos. Pero todo se cayó de repente, como un castillo de naipes, con las novedades que se conocieron el jueves.
Los llamados «papeles de Panamá» y su participación en empresas familiares radicadas en paraísos fiscales le han obligado a renunciar al cargo en funciones que ocupaba. Pero también provocan su abandono total de la vida política, como diputado y de sus responsabilidades en el PP canario. Su justificación son «los errores cometidos en estos días en relación a mis explicaciones de mis actividades empresariales anteriores a mi entrada en política en 1995». No le han retirado su confianza por eso, sino por los vínculos con sociedades en Jersey, de los que no habla en su comunicado. En su comunicado tampoco niega que haya mentido, el juicio al que ha llevado su posicionamiento público, y justifica sus errores en la «falta de información precisa sobre hechos que ocurrieron hace más de 20 años». También alega que es consciente de que su actuación ha provocado un «daño evidente tanto al Gobierno de España, al Partido Popular», a sus compañeros de militancia y a los votantes en un momento político singularmente grave por las difíciles negociaciones para la conformación de un Ejecutivo tras las elecciones del pasado 20 de diciembre. «A partir de hoy dejo toda actividad política». Esto afecta al PP canario que se queda sin «cabeza» y pendiente, como en otras tantas comunidades, de los congresos regionales, que seguirán al nacional. Este último se ha pospuesto hasta que haya gobierno. «La política es una actividad que debe ser en todo momento ejemplar también en la pedagogía y en las explicaciones. Cuando así no ocurre, deben asumirse las responsabilidades correspondientes», sostiene José Manuel Soria en su nota.
Así pone punto y final a una situación insostenible para el Gobierno y para el Partido Popular. En la dirección popular sentenciaban ayer que era la única salida posible después de que se acumularan las informaciones que desmentían su palabra y de las que el presidente del Gobierno en funciones se enteraba por los medios de comunicación.
Ahora preocupa el coste del ruido que hará la oposición, pese a su renuncia.
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