Comité Federal del PSOE
Sánchez escenificará el «no» al PP ante la presión de los barones
El líder del PSOE marcará hoy la estrategia con la vista puesta en el Congreso de su partido
El líder del PSOE marcará hoy la estrategia con la vista puesta en el Congreso de su partido
A las nueve y media de esta mañana, Pedro Sánchez subirá al atril y explicará la estrategia socialista para las próximas semanas. No se esperan sorpresas en las palabras del secretario general socialista, que lleva en silencio desde la noche electoral. En estos días, se ha reunido con todos y cada uno de los líderes territoriales para pulsar su opinión. Recordando aquel programa deportivo que protagonizaba el ya malogrado periodista, José Luis Fernández Abajo, «contraste de pareceres», entre los cuadros del PSOE. Según fuentes socialistas, que han explicado las líneas maestras del discurso del secretario general en el Comité Federal, Pedro Sánchez ha mantenido estos contactos «para analizar la situación y así articular una posición colegiada que cuente con todos los puntos de vista y todos los escenarios». Para estas fuentes, «la posición es unánime. Todos, sin excepción, coinciden en la necesidad de votar no a la investidura de Rajoy, en el caso de que éste finalmente decida presentarse», añadiendo una coletilla «asunto que está por ver». Con esta línea argumental, el líder socialista desgranará un discurso en el que criticará duramente «la parálisis» de Rajoy que «tras casi dos semanas de las elecciones continúa esperando a que otros les solucionen los problemas». En este punto, Sánchez recordará una frase que Rajoy le dedicó en la sesión de investidura del 2 de marzo: «viene aquí sin Gobierno, sin apoyos, esperando que los demás le arreglen lo que usted no ha querido arreglar». Una clara referencia a la pretensión de Rajoy de que sea el PSOE el que le saque las castañas del fuego.
También Sánchez lanzará sus dardos contra Pablo Iglesias, al que sigue considerando máximo aliado del PP «para mermar las opciones electorales del PSOE, del mismo modo que Aznar y Anguita lo intentaron, fracasando, en los años 90», y anunciará, sin ambages, «la posición del grupo parlamentario socialista en la investidura de Rajoy». ¿Cuál será esta posición? Sobre los primeros pasos a dar amplia unanimidad. No a la investidura de Rajoy, el líder del PP debe buscar sus apoyos fuera del partido que es alternativa -el PSOE- y los socialistas deben pasar a la oposición. El disenso llega cuando se produzca una situación nada inimaginable: Rajoy no consigue los apoyos suficientes. ¿Qué debe hacer entonces el PSOE?
Los más afines a Sánchez consideran que el PSOE tiene todo el derecho a intentar formar un gobierno alternativo en base a dos prerrogativas: Rajoy y los suyos son minoría en el congreso, porque ha fracasado su intento, y no se puede dar el apoyo a los populares en forma de abstención porque eso sería tanto como «traicionar» a los votantes. Otros no descartan una abstención, aunque sea vergonzante, como el extremeño Fernández Vara. En esta tesis se encontraría hasta el propio ex líder socialista, Felipe González. En la tesis abstencionista se apuntan otras vías como la del ex ministro, Josep Borrell, una abstención con condiciones. La aritmética es tozuda y difícilmente Rajoy conseguirá la mayoría contando únicamente con el apoyo de los ideológicamente afines: Ciudadanos, PNV, CC y, hasta, Convergència. A estas alturas, se antoja imposible esta mayoría por lo que el protagonismo -envenenado- corresponderá a los socialistas. Será así porque el PSOE no está dispuesto a unas terceras elecciones, aunque algunos líderes dicen, en privado, que «no podemos traicionar a los votantes permitiendo un gobierno de Rajoy. Y las posibilidades de intentar una mayoría en torno a Pedro se hacen más que imposibles. Por tanto, ir a unas elecciones es una solución a este dilema». Los que así hablan piensan más en el proceso congresual que se avecina en el socialismo español que en la situación de ingobernabilidad. «Algunos barones quieren que Pedro abandere la abstención para luego abrasarlo en el proceso congresual, acusándolo de no ser el líder que el partido necesita porque no ha sabido gestionar los resultados del 26-J». No hay que olvidar que el congreso socialista empieza con unas primarias, a las que hasta ahora sólo está clara la candidatura de Sánchez, y permitir un gobierno de Rajoy no es «plato de gusto».
En este escenario lleno de disensos, se esperaba con expectación el encuentro de Sánchez con Susana Díaz. La esperada cita se produjo pasadas las ocho de la tarde de ayer. Antes, la ejecutiva federal había pasado a los periodistas las líneas maestras del discurso de Sánchez. No esperaron a saber la posición de Susana Díaz. Tras la reunión, la presidenta andaluza no quiso hacer declaraciones de una reunión que duró escasamente veinte minutos. «He venido a escucharle a él y ahora es él quien tiene que hablar y dar su opinión».
Sánchez deberá medir muy bien sus palabras en su intervención. Literalmente, se la juega y algunos, parece, que quieren cargarle el mochuelo de una abstención que permita gobernar a Rajoy. Será siempre el culpable de lo que haga el PSOE. Tiene una patata caliente entre manos y, aunque algunos no descarten un mejor resultado en una repetición electoral, lo cierto es que no pueden permitirse correr más riesgos.
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