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Órdago de Sánchez: o Rajoy o yo
Obliga a los críticos a fijar su posición sobre el futuro Gobierno de España en el Comité Federal. Intenta polarizar el cónclave entre «una gestora que se abstenga al PP» o mantener el «no» e ir a un Congreso.
No dimite. Al menos de momento. Pedro Sánchez compareció ayer por sorpresa y de manera previa al complicado Comité Federal que hoy se celebrará en Ferraz. El líder socialista redobló su órdago a los críticos, a quienes llamó a no enredarse en un «debate reglamentario» sobre cuál de los dos «bandos» -en los que se encuentra dividido el partido- tiene razón en base a los estatutos, sino a afrontar el «debate político» que trasciende en los movimientos de unos y de otros y que tiene que ver con el papel que juega el PSOE en la gobernabilidad. En lo que pareció una enmienda al orden del día establecido, Sánchez retó a los dirigentes territoriales a decidir «si cambiamos el voto de los militantes por una gestora, como algunos defienden, o decidimos algo más importante: pasar del “no” a Rajoy a la abstención». Planteando esta disyuntiva, el líder socialista busca que los barones se retraten y defiendan en público permitir un gobierno del PP. Un escenario que el secretario general considera «un error» y que no estaría dispuesto a asumir. «Si el Comité Federal decide cambiar hacia la abstención, yo no podría administrar esa decisión», destacó Sánchez, dejando entrever que, en tal caso, presentaría su renuncia.
El líder socialista vende cara su dimisión y obliga a sus rivales internos a dar un paso en falso, pues equiparó la implantación de una gestora con la determinación misma de dejar gobernar al PP. Sánchez plantea, así, una trampa a sus dirigentes: o yo o Rajoy, y otra a sus militantes, a quienes hace creer que el sector crítico les niega el poder de decidir sobre el devenir del partido. En ese escenario, el secretario general socialista vuelve a erigirse como el defensor de dar voz a las bases, una «puerta que se abrió» con su elección como secretario general y que «voy a defender que siga abierta», y señala que esa opción sólo puede vehicularse a través del congreso extraordinario. Una falacia, si tenemos en cuenta que los críticos no están negando la celebración del congreso, sino que se posponga hasta que haya gobierno. Para esto Sánchez también tenía una respuesta: «Se puede pensar a la vez en España y en el PSOE. Hay tiempo». Un argumento que choca de lleno con el «primero España y después el PSOE» que defendió durante meses.
Tras hacer una llamada a la serenidad de los militantes, a quienes se había arengado para acudir hoy en masa a la sede federal para apoyar a Sánchez, el líder socialista volvió a la carga para simplificar todo el Comité Federal en dos vertientes: «o se monta una gestora y el PSOE se abstiene al PP o se convoca un congreso extraordinario para dar voz a los militantes». Con esta argumentación, el secretario general lanza un torpedo a la línea de flotación de la estrategia de los críticos que hoy iban con la determinación de que el partido acabe en manos de una gestora. Además, les obliga a tomar partido sin matices por mantener la resolución del Comité Federal contraria a Rajoy o ser cómplices de su modificación para permitirle gobernar. En este punto, Sánchez volvió a enumerar las razones por las que considera que se debe mantener el veto al PP. «España no se merece cuatro años más de Mariano Rajoy. España se merece un gobierno limpio y creíble y con Rajoy no es posible», destacó.
Con esta comparecencia pública, en la que no admitió preguntas, Sánchez marca su posición ante la militancia, a la que agradeció «las muestras de apoyo y cariño en un momento tan delicado», y traslada la presión a los críticos. Sánchez burla así el debate estatutario en el que, a priori, no tiene razón y ciega la vía del informe elaborado por tres de los miembros de la Comisión de Garantías en el que daban por «disuelta» la Ejecutiva y reconocían la conveniencia de implantar una gestora para que pilote el partido. Este dictamen iba a ser exhibido hoy por los defensores de esta estrategia con el fin de cortarle el paso a Sánchez. Otra de las vías para frenar sus aspiraciones de mantenerse en el cargo era solocitar la reunión de la Comisión de Garantías del PSOE, la encargada de resolver los conflictos. Sin embargo, la convocatoria de la misma, competencia exclusiva de su presidenta, Isabel Celáa, alineada con Sánchez, se ha fijado con carácter posterior al Comité Federal. El líder socialista cree que ahora mismo está en una posición de ventaja sobre sus rivales internos y prueba de ello es que desde su entorno, cuando se especulaba sobre la posibilidad de que ayer anunciara su dimisión, se apuntaba que «queda Pedro para rato».
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