El desafío independentista

Sánchez ofrecerá a Mas el apoyo del PSC si renuncia al proceso soberanista

Pedro Sánchez y Artur Mas
Pedro Sánchez y Artur Maslarazon

Pedro Sánchez tuvo una conversación telefónica con Artur Mas cuando fue elegido secretario general por la militancia socialista. En este contacto quedaron en verse a la vuelta de vacaciones y la cita ya tiene fecha. Será el próximo miércoles 3 de septiembre, a 8 días de las manifestaciones de la Diada y a 67 del referéndum del 9 de Noviembre, cuando el nuevo secretario general del PSOE se entreviste con el presidente de la Generalitat, situado en medio de una encrucijada de difícil resolución.

La reunión entre ambos líderes se realizará con luz y taquígrafos, a diferencia del contacto secreto que mantuvieron Mas y el líder de los republicanos, Oriol Junqueras, a principios de agosto. Oficialmente, el PSOE enmarca la cita en los encuentros institucionales que está manteniendo Pedro Sánchez, que ha tenido especial interés en que el primero de ellos fuera con Mas. La próxima semana, el secretario general del PSOE mantendrá un encuentro con Mateo Renzi, el primer ministro italiano que, a su vez, es el presidente de turno de la Unión Europea.

La reunión la han preparado Pedro Sánchez y Miquel Iceta, primer secretario del PSC, durante este verano y tienen previsto verse personalmente antes de la cita con Mas en el Palau de la Generalitat. Será la segunda reunión que mantendrán los responsables socialistas con el presidente catalán. La primera tuvo lugar en abril, cuando se entrevistó con Rubalcaba, acompañado por el entonces líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro.

Iceta no acudirá a la reunión

A esta reunión no acudirá el primer secretario del PSC, que preguntado por LA RAZÓN por su ausencia ha sido tajante: «Tengo toda la confianza en Pedro Sánchez. Hemos hablado mucho y sabemos lo que tenemos que hacer». Iceta tiene claro que Sánchez preguntará a Mas qué piensa hacer ante un rechazo –más que previsible– del Constitucional a la consulta y tratará de convencerle de que es conveniente hacer borrón y cuenta nueva «para iniciar un proceso negociado» en el que se pueda realizar una «reforma constitucional».

Sánchez rechaza la consulta por ilegal, como le dijo a Rajoy en su reunión del 28 de julio, pero aboga por una reforma «en la que es necesaria además de la voluntad del Gobierno, la participación de los nacionalistas junto con un PSOE de vocación federalista», según afirman dirigentes socialistas. El PSOE y el PSC están convencidos de que «sólo armando un nuevo encaje entre Cataluña y España es posible desmontar las veleidades soberanistas».

En este sentido, el máximo responsable del PSC no tiene dudas de que Pedro Sánchez comunicará a Mas que «si CiU y el Gobierno catalán no sacan las urnas a la calle al margen de la legalidad y se olvidan de una declaración unilateral de independencia», los socialistas catalanes estarían «dispuestos a ayudar» a dar estabilidad al Gobierno de Cataluña. Iceta ya se lo planteó a Mas en la reunión que mantuvieron en el Palau cuando fue elegido líder del PSC en el congreso del pasado mes de julio.

Las incertidumbres de Mas

Sin embargo, el líder de los socialistas catalanes no es demasiado optimista. Está convencido de que Mas o no contestará «porque tampoco lo sabe» o simplemente se ratificará en sus intenciones de convocar el referéndum apoyándose en la ley de consultas. Una ley que para el PSC no sirve porque no contempla las consultas plebiscitarias. Otras fuentes apuntan que la reunión no aportará nada, aunque Sánchez esgrima que el diálogo es la única solución para «evitar el choque de trenes» porque «Mas ni puede, ni quiere, dar un paso atrás. Prefiere pasar a la historia por ser el que, como mínimo, lo ha intentado». Aun así, Iceta afirma que el PSC mantiene su oferta de colaboración si Mas abandona la vía soberanista y la oferta le será reiterada al presidente catalán por Pedro Sánchez. La oferta socialista es rechazada, formalmente por CDC, aunque no es vista con malos ojos por Unió Democrática, partido que considera que la alianza con ERC es claramente perjudicial. Por eso, algunos dirigentes nacionalistas no son tan taxativos, fuera de micrófonos, en su negativa y quizás aún sean más los que estarían dispuestos a hablar con el PSC si se consuma la ruptura entre ERC y CiU.

Reunión secreta

A principios de agosto, Mas se reunió con Junqueras pero el encuentro no ha trascendido hasta este lunes. La reunión no debió ir demasiado bien a tenor del órdago lanzado por el presidente de ERC, que exigió el cumplimiento de los acuerdos que prevén una consulta el 9-N. Para ERC la consulta debe hacerse «sí o sí», mientras que Mas considera que no tendría sentido hacer la consulta sin el aval del Constitucional. De puertas afuera, ERC y Convergència están a partir un piñón. De puertas adentro, es harina de otro costal. Las relaciones entre ambos aliados se están enturbiando porque ERC está apretando el acelerador y amenaza con dejar caer al Gobierno. Josep Rull, el nuevo hombre fuerte de CDC, ha intentado mediar en la polémica afirmando que «somos gente seria y cumplimos los pactos».

El apoyo del PSC se podría concretar en los presupuestos de la Generalitat de 2015. Un apoyo socialista también evitaría que Mas se viera forzado a convocar unas elecciones plebiscitarias que podría perder ante los republicanos. No es la primera vez que el PSC hace este ofrecimiento para garantizar la estabilidad política. La primera vez, en 2011. Mas la rechazó porque en el mundo nacionalista se impuso la idea de que marginar al PSC podría darles réditos electorales. La segunda vez la volvió a reiterar Pere Navarro en el debate sobre la situación política y la tercera la trasladó el nuevo líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta. Pedro Sánchez volverá a tender puentes con Mas en un movimiento que no contaría con una especial oposición del PP.