Andalucía
Susana Díaz: «El acuerdo con C’S marca de nuevo un camino en España»
El pacto para los presupuestos de la Junta sella el entendimiento con el partido de Rivera.
Enero no fue un mes sencillo para Albert Rivera. Ciudadanos lamentaba las reiteradas negativas de UPyD para fusionarse porque en algunos territorios la formación magenta disponía de una estructura muy aprovechable y de cuadros con cierto bagaje. Era el caso de Andalucía, donde Martín de la Herrán había arañado 130.000 votos en las autonómicas de 2012. A un mes y medio para las elecciones, el líder de C’s presentaba en Sevilla a Juan Marín, su candidato «cazado a lazo», según un cuadro del partido.
Marín era un independiente que gobernaba en coalición con el PSOE en Sanlúcar de Barrameda y cuya formación se había unido a Ciudadanos como se acoge una tienda de barrio a una franquicia: tú nos das volumen y te damos presencia. Fue una segunda opción a la desesperada tras la defección de Luis Salvador, ex senador socialista por Granada. Pero entre el dinero que aportaron los sanluqueños y la poderosa imagen de marca de C’s, los resultados fueron espectaculares: nueve escaños y la llave de la gobernabilidad.
La relación entre Marín y Susana Díaz, con sucesos tan chuscos como su pacto de dudosa legalidad para silenciar a la oposición parlamentaria, puede ser calificada como un idilio. Ayer, tras lograr su apoyo para la aprobación de los presupuestos, la presidenta de la Junta hubo de negar por enésima vez que vaya a conformar un bipartito con Ciudadanos, que de momento se subroga a la estrategia nacional de Albert Rivera, quien cultiva una imagen de socio confiable con este apoyo a los socialistas en la Junta, sí, y también con el que brinda a los alcaldes populares de Málaga, Granada o Almería. Se escenifica, además, como una apuesta desinteresada por la estabilidad. ¿Es todo ganancia para el pujante partido naranja? En absoluto, y por eso vino ayer su líder a Sevilla.
Al norte de Despeñaperros, la actitud de Juan Marín guarda coherencia con lo que su partido hace en otras comunidades, por ejemplo en Madrid. Ciudadanos no sólo facilita el gobierno del partido más votado, sino que apuntala en Andalucía a la dirigente socialista que con más firmeza defiende la unidad nacional y la igualdad entre los españoles. Frente a los titubeos de Pedro Sánchez, Susana Díaz; y contra el guirigay de la mayoría de federaciones socialistas, la voz unitaria del PSOE-A. Pero, ¿qué representan la presidenta y el partido que manda con aires de cacique desde hace más de cuarenta años en la región más atrasada? Para el votante andaluz de C’s, un régimen execrable que Marín (tampoco Rivera, por tanto) no ha tenido interés en derribar. ¿Qué pasa con la regeneración democrática? Eso, aquí, no toca.
Alfonso Guerra dejó escrito que es imposible ganar unas elecciones generales sin un buen resultado en Cataluña y Andalucía. Ciudadanos demostró el 27-S que en el noreste viven en permanente anticiclón pero en el sur se anuncia borrasca porque la lenidad con Díaz indigna a su electorado, que anhelaba cambios y se ha topado con el inmovilismo más desolador. Para despejar los nubarrones, C’s necesita de aquí a las generales la asistencia del poderoso aparato mediático de la Junta, que ya se rinde a las excelencias de la formación que resta apoyos al PP. Los socialistas andaluces jugarán el 20-D con una doble baraja. Si gana el PSOE, serán como siempre la comunidad que más votos aporte; si no, su lideresa tendrá el camino expedito hacia Ferraz. Pero, ¿y si queda tercero como vaticina alguna encuesta? Entonces, Pedro Sánchez tendrá que dimitir tras prestarle a Rivera sus escaños (si es que las cuentas salen) para desalojar a Rajoy de La Moncloa. «Sería el fin del PP y el nacimiento de un nuevo bipartidismo encarnado en Susana y Albert», se ilusiona un alto cargo andaluz. Como primer paso, la presidenta andaluza sostuvo ayer que el acuerdo alcanzado sobre los presupuestos de la Junta «marca de nuevo un camino» para España.
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