Historia

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Un Rey sin corona

Es tradicional en la Monarquía española proclamar a un reay sin que exista coronación

En la última proclamación a la que ha asistido el pueblo español, la de Juan Carlos I en el año 1975, el Rey leyó un discurso ante una corona de dimensiones más grandes de lo habitual. La corona procedía de un remate de una de las antiguas carrozas de Patrimonio Nacional.
En la última proclamación a la que ha asistido el pueblo español, la de Juan Carlos I en el año 1975, el Rey leyó un discurso ante una corona de dimensiones más grandes de lo habitual. La corona procedía de un remate de una de las antiguas carrozas de Patrimonio Nacional.larazon

Aunque pueda parecer chocante, el Reino de España no tiene corona que poner en la cabeza del nuevo rey o en otras ceremonias solemnes de la Monarquía, a difencia de otros casos, como el tan conocido e icónico de Isabel II de Inglaterra. Esto no se debe a la falta material de ella, sino que supone una más de las peculiaridades españolas consolidadas por una larga tradición de siglos. Y ello a pesar de los múltiples retratos de nuestros antiguos reyes que aparecen representados con una corona depositada en una mesa inmediata.

La corona real de 1975

Entonces, ¿el Rey Juan Carlos no fue coronado en su momento? ¿Acaso no había en el acto de su proclamación una corona real en un cojín a poca distancia de donde él se encontraba? Efectivamente, el 22 de noviembre de 1975 había una corona en la escena de aquel acto histórico que devolvió a España la cualidad de Reino. Sin embargo, a Don Juan Carlos no se le coronó como rey, ni simbólica ni verdaderamente. Exclusivamente, se le reconoció, o se le proclamó.

¿Qué función cumplía, pues, aquella corona que estaba en lugar preferente en las Cortes aquel día de noviembre de hace casi 40 años? Fue colocada allí como símbolo expresivo del momento histórico que se estaba desarrollando. El hecho trascendental era que, muy poco después de acabada la Guerra Civil que tuvo lugar entre los años 1936 y 1939, España «de acuerdo con su tradición, se declara constituido en Reino», lo cual ocurrió en 1947 por medio de la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado. Sin embargo, esta declaración no se cumplimentó verdaderamente hasta 1975, cuando se proclamó a Juan Carlos I como Rey de España.

Por otra parte, el diseño de aquella corona era discordante con las representaciones tradicionales de las que aparecían en las monedas y los escudos de piedra de los monumentos. Finalmente, sus dimensiones no son las propias para cubrir las sienes, sino mucho mayores, tal como puede apreciarse en las fotografías de 1975. Se explicó, poco después, que esa corona procedía del remate de una de las antiguas carrozas del Patrimonio Nacional.

¿Existe hoy una corona?

En la actualidad podría decirse que hay y no hay una corona real. Es, cabría señalar, virtual, pues no existe físicamente: se trata del timbre que cubre las representaciones del escudo de España (aprobadas por la Ley 33/1981 y el Real Decreto 2964/1981) y de otras entidades vinculadas. Tiene un diseño estilizado, modernizado, basado en la tradicional corona real de principios del siglo XX y tiempos anteriores.

Así pues, es seguro que no veremos al Rey Felipe VI cubierto con la corona real. A lo sumo, la veremos situada timbrando el nuevo escudo real que pronto habrá de aprobarse, junto con el nuevo guión real. En España tampoco es tradicional investir al nuevo regente con un manto, otro de los símbolos de las monarquías europeas. Durante la reciente coronación de Guillermo de Holanda, el pueblo «orange» sí pudo asistir a la colocación de un manto de armiño sobre su nuevo monarca.