Gente
Famosos y solidarios en el desierto de Marrakech
Matamoros y Anabel Alonso, ganadores de la X Land Rover Discovery Challenge.
Matamoros y Anabel Alonso, ganadores de la X Land Rover Discovery Challenge.
Era difícil superar nueve ediciones de la Land Rover Discovery Challenge, pero una vez más la responsable de comunicación de la marca de coches inglesa, Belén Lacalle, ha superado el altísimo listón que dejaba la última edición por tierras de Marruecos. Portugal, Andalucía, Canarias, Galicia, Gerona o Extremadura han sido escenarios por donde la mente estratégica, y por qué no decirlo, maquiavélica, de Lacalle ha ido colocando sus pruebas.
La Challenge consiste en una competición de cinco equipos que representan cada uno a una ONG. Cada uno lo componen dos Discovery, con un famoso y dos periodistas por coche. En total son diez SUV 4x4 que tienen un papel fundamental porque con él se hacen la mayoría de las pruebas. Casi 100 personajes de la vida social española e internacional, porque también han participado en este reto Pierre, el hijo DJ del ex presidente francés, Nicolás Sarkozy, y Stany Coopet. Aún tienen que acordarse en el pueblo medieval de Besalú del carro de madera que portaba y empujaba como una efigie el aristócrata Luis Medina a toda velocidad por sus adoquines milenarios, durante una edición anterior. También la tirolina que sobravolaba el Tajo de Ronda donde aún resuena pese al paso de los años el zapateado de Joaquín Cortés antes de lanzarse al vacío o y los «juegos olímpicos» por Trujillo con un Manuel Benítez El Cordobés disfrazado de caballero medieval, mientras Marta Sánchez acarreaba sacos de tierra o la competición náutica por el Guadalquivir de Ana García Obregón sobre una balsa de bidones que Tamara Falcó azuzaba con su remo.
Hacer la décima edición era un reto y Belén Lacalle lo sabía. Los equipos estaban claros, organizaciones benéficas que habían participado años anteriores y no obtuvieron premio; Nuevo Futuro, Bobath, AECC, Grandes Amigos y Apascovi o diez famosos que habían participado en ediciones anteriores, excepto los «novatos» (Shaila Durcal y Gonzalo Miró, repetían José Bono, Genoveva Casanova, David Bustamante, el doctor, Ángel Martín, Raquel Meroño, Juan Peña y Anabel Martín). Fue en Barajas cuando la expedición se enteraba que el destino secreto era Marrakech porque esa es otra de las características, nadie sabe a dónde va, de ahí que nos dieran una maleta con la ropa necesaria.
Remar al viento
Nada más posar el pie en el aeropuerto, los Discoverys rugían marcando un destino incierto hacia un secarral cerca del Atlas. Allí Bustamante sacaba el toro que lleva dentro y sin despeinarse el tupé arrastró a su 4x4, de dos toneladas y media, en un nano segundo. Sin embargo y aún siendo cántabro, la prueba de canoas por un lago en las estribaciones del Gran Atlas la ganaban el doctor Ángel Martín y José Bono; el jinete olímpico tiene la fuerza en los cuádriceps y en el abdomen de tanto montar a caballo. Había que ver a Juan Peña remando al viento mientras cantaba «soy remero...».
Peña ha sido el talismán de este año, sus dotes para el inglés le libraban de una multa segura, cuando en la plaza de una aldea, le para un guardia y le pide los papeles, y él le contesta en su inglés de Jerez: «Amigo, papeles los de Almodóvar. Yo soy un famoso cantante y salgo en el ‘Hellou. No ha visto one car, two car, three car y yo el finish. Amigo, déjeme seguir que tengo que ganar». Cómo tendría que ser el momento, que el agente estuvo a punto de escoltarle. Grande Peña y grandísimos Bustamante, Shaila Durcal y Bono, que sufren vértigo y consiguieron escalar una montaña sujetos por un arnés, cruzar un puente tibetano que atravesaba un desfiladero donde no se veía el fondo y volar más de 100 metros en tirolina. Como decía el propio Bustamante: «Venir a la Challenge me ayuda a superarme; vencer el vértigo supone un crecimiento personal».
Eso sí, Shaila en el mismísimo desfiladero, como si fuera una premonición, se puso a cantar «Fue un placer conocerte» y José Bono me hizo grabarle con el teléfono su testamento vital. Parece trágico, pero el panorama en ese acantilado con un rappel de 70 metros por el cañón de un río, sin posibilidad de dar marcha atrás, es terrorífico para los novatos en escalada y en deportes extremos que éramos los 30 participantes. Por el contrario, debía de ser la ingenuidad de la juventud, pero Laura Matamoros se ofrecía a sus compañeros de equipo para volver a realizar las pruebas si ellos no podían. Mientras que a Anabel Alonso ni la cueva voladora, ni la gimkana a todo correr por el gran zoco de la Medina de Marrakech la hacían callar, con todo el mundo se paraba o intercambiaba recetas porque es la nueva incorporación a MasterChef y en Marruecos lo saben.
Menos mal que el hotel La Mamounia nos ofreció cobijo por unas horas, mientras que algunos insomnes, como Raquel Meroño o el CEO de Land Rover y Jaguar, Luis Antonio Ruiz, en vez de dormir montaban un Defender Lego de casi 3.000 piezas. 48 horas en jornadas agotadoras de conducción y de esfuerzo físico desarrollando 13 maléficas pruebas, en las que crees que ya no puedes más y, de pronto, te sale lo que no sabías que tenías dentro. Un ejemplo de superación y deportividad venciendo miedos al riesgo en una aventura excepcional con el objetivo de ganar un maravilloso Land Rover Discocery, quizá el mejor todoterreno del mercado, para la ONG que cada equipo representaba. Y con su premio regresaron las ganadoras, Laura Matamoros y Anabel Alonso, en un vuelo de Iberia Marrakech-Madrid que será recordado por el resto de pasajeros durante mucho tiempo, y es que cuando juntas a tres grandes voces, Durcal, Peña y Bustamante, pasa lo que pasa, que las horas de vuelo te las convierten en concierto. Sí, solo faltó bailar la conga con el carrito de bebidas.
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