Opinión

El diario de Amilibia: Sorogoyen y su secuela de «Sin perdón»

"¿Se conformaría la parte contratante de la primera parte con un «lo siento mucho» o pediría sacrificios humanos como los antiguos dioses?"

Rodrigo Sorogoyen
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Rodrigo Sorogoyen, el director de «As bestas» (nueve Goyas), confiesa a Luis Martínez en «El Mundo»: «La necesidad de insistir en la Guerra Civil es evidente. Hay que volver a ella cuantas veces haga falta hasta que se cuente, se entienda y se asimile lo que ocurrió. Y una vez hecho esto, una parte de este país tendrá que pedir perdón y la otra ver y reflexionar si quiere o puede perdonar». «Una parte de este país», dice. No grita ¡que se besen!, no: manda a una parte a pedir perdón y a la otra a reflexionar si lo concede o no. Pero, ¿quién decide qué parte debe desagraviar a la otra?

Premios Goya: las bestias de Sorogoyen salen de caza en honor a Saura
Premios Goya: las bestias de Sorogoyen salen de caza en honor a SauraEUROPA PRESSEUROPA PRESS

Me imagino que Sorogoyen considera que debería ser la derecha quien hincara la rodilla. ¿Ante quién? ¿Ante Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Pablo Iglesias, Oriol Junqueras y Arnaldo Otegi, entre otros? Está el cómo. ¿Bastaría con arrodillarse y mostrar arrepentimiento o habría que confesar antes todos los pecados cometidos? ¿Prometería el rojerío que con esta necesaria catarsis la derecha se liberaría de su complejo de culpa y la sentaría a su izquierda en el paraíso? ¿Se conformaría la parte contratante de la primera parte con un «lo siento mucho» o pediría sacrificios humanos como los antiguos dioses? ¿El de Ayuso, por ejemplo, la terrorista sanitaria que está asesinando a los madrileños, según sus abucheadores? ¿El Día del Perdón sería declarado por la parte desagraviada como Día de la Victoria Bis y daría una paga como la del 18 de julio?

Los del cine nos iluminan cada año desde la alfombra roja sobre quiénes son los buenos y quiénes los malos. Como en las películas. La Academia de las Artes y las Ciencias cinematográficas entrega cada año cabezas de un pintor que fue enterrado sin ella. Qué metáfora.