Libertad

José Fernando Ortega lucha por recuperar (por fin) su vida a los 30 años

El hermano de Gloria Camila cumple tres décadas a punto de salir del psiquiátrico donde se recupera de un pasado oscuro

José Fernando Ortega en un juicio en Madrid
José Fernando Ortega en un juicio en MadridGJBGTRES

Con gesto serio, triste y visiblemente nervioso. Era la actitud de José Fernando Ortega Cano, el pasado 29 de mayo durante la comunión de su hermano pequeño, José María. Ataviado con un traje de lino blanco, José Fernando fumaba, compulsivamente, a las puertas del madrileño colegio SEK Ciudalcampo, mientras atendía el teléfono. No era para menos, acababa de recibir un mensaje de su aún pareja, Michu, que le anunciaba que rompía con él después de enterarse que ni ella ni su hija en común, Rocío, habían sido invitadas a la celebración familiar. Una zancadilla más de la vida de las muchas que le ha tocado vivir al joven, que hoy sábado cumple 30 años de vida. El hijo de Rocío Jurado y José Ortega Cano celebra hoy en familia, con su padre y sus hermanos, una nueva vuelta al sol en un momento crucial en su vida. Tras años de cautiverio está a punto de conseguir la libertad y tomar las riendas de su vida, una existencia protagonizada por los escándalos, las adicciones y los problemas con la justicia.

Este mismo mes de junio el juez tendrá que decidir si concede, definitivamente, la libertad al joven después de nueve años ingresado en un centro psiquiátrico. La decisión supondrá un antes y un después en su vida. José Fernando ha pasado casi un tercio de su vida encerrado cumpliendo varias condenas por delitos cometidos. Su encierro no ha sido en la cárcel, sino en el Centro San Juan de Dios, de Ciempozuelos (Madrid) donde permanece ingresado por orden judicial, desde 2014, en el área de atención psiquiátrica, dentro del área de salud mental, como medida sustitutiva a las condenas que acumulaba.

Su periplo judicial comenzó el 2013, cuando tras ser detenido, el hijo del diestro Ortega Cano, se declaraba culpable en la vista ante la juez de lo Penal número 5 de Sevilla. Unos metros más atrás, en un banco, entre el público, su hermana Gloria Camilla lloraba impotente, al ver a su hermano engrilletado en el banquillo de los acusados. Lo ocurrido tenía que ver con la paliza y posterior robo a un joven en el club de alterne El Rey 2000, durante la madrugada del 2 de noviembre de 2013. Aquella noche José Fernando y cinco amigos, tras más de 24 horas de fiesta y actuando bajo el efectos de las drogas, («porros y varias rayas» de cocaína) agredían y robaban el coche a un joven a altas horas de la madrugada, quemando posteriormente el vehículo.

José Fernando en una imagen de archivo
José Fernando en una imagen de archivoGTRES

La sentencia condenó a José Fernando a un año y nueve meses de prisión en la que fue su primera condena firme ante un juez. Llovía sobre mojado. En los últimos meses –y también en los siguientes–, el hijo menor de Ortega Cano se convertía en un habitual del cuartelillo de Castillleja de la Cuesta, en la comarca del Aljarafe (Sevilla). Sus problemas con la Justicia no solo tenían que ver con sus correrías nocturnas, algunos de ellos también con Michu, su pareja hasta el pasado mes de mayo. En diciembre de 2016 un juzgado de Jerez de la Frontera decretaba dos órdenes de alejamiento para el joven tras denunciarle ésta por «malos tratos continuados». Lejos de atender la demanda José Fernando violó en varias ocasiones la condena, la última al ir a visitar a su novia al hospital, donde estaba siento tratada de una dolencia cardiaca mientras estaba embarazada.

Su ingreso en un psiquiátrico

En abril de 2017, era arrestado por agredir en San Sebastián de los Reyes a dos agentes a los que asestó varios puñetazos, siendo acusado de un delito de atentado contra un agente de la autoridad. Su ficha policial engordaba casi tan rápido como las televisiones se hacían eco de sus fechorías. El consumo de drogas unido a un carácter, ya de por sí complicado, hizo que la juez de lo Penal número 5 de Sevilla, cambiara de opinión y revocara la suspensión de la condena de un año y nueve meses de cárcel, decretando su ingreso en prisión.Para entonces José Fernando había internado en el centro San Juan de Dios de Ciempozuelos. Allí llegó después de varias semanas de estancia en la Clínica López Ibor, donde su familia lo había llevado previamente para tratar sus adicciones. La intención en palabras de su padre era «atenderlo y tratarlo como a un enfermo. No como a un delincuente».

José Fernando ha ido superando etapas alternando permisos de fin de semana, con semanas de vacaciones, en períodos estivales o en Navidad. Su libertad está muy cerca y la responsabilidad de tomar las riendas de su vida a los 30 años de edad, también.

Michu y el hijo de Rocío, una relación tóxica

La suya con su ex, Michu, ha sido una relación de idas y venidas. Una relación tóxica que se rompió hace un mes, tras denuncias y órdenes de alejamiento. En mayo de 2017, la pareja se convertía en padres. La joven daba a luz en el Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, sin que su pareja pudiera ir a conocer a su hija para no quebrantar las órdenes de alejamiento que pesaban sobre él. Solo una carambola hizo que el joven pudiera finalmente acudir sin infringir la ley: la pequeña tuvo que ser ingresada en la incubadora y esta habitación estaba a una distancia suficiente de la habitación de la madre como para que el joven pudiera visitar a su hija recién nacida sin violar la orden. Actualmente es casi imposible la reconciliación de la pareja. Aunque José Fernando tiene claro que quiere estar presente en la vida de su hija, que de momento se cría con un progenitor ausente.