Nicolas Sarkozy
La venganza musical de Carla Bruni
La ex primera dama presenta un nuevo disco en el que arremete contra la Prensa y elogia a Sarkozy: «Mi Raymon es un pirata»
Acostumbrada a llevar el título de «ex» con cierta desenvoltura – ex de Mike Jagger, ex top model...–, el de «ex primera dama» es seguramente el que Carla Bruni-Sarkozy lleva con más alivio. Casi como si se hubiera quitado una losa de encima. Un traje demasiado grande o demasiado estrecho que en los últimos tiempos le había hecho empalidecer, le había ensombrecido el «look» y hasta agriado el carácter. Y es que la jaula dorada del Elíseo le había cortado sus alas de cantante. Además de no resultarle muy rentable artísticamente. Su último disco, «Comme si de rien n'était», publicado en julio de 2008, apenas ha superado los 300.000 ejemplares en ventas.
Por eso, Bruni vuelve fuerte y renovada con su cuarto trabajo: «Little French Songs». Aunque pueda parecer un homenaje a la canción francesa, viene dispuesta a ajustar cuentas. Con letras en las que, una brizna resentida, carga las tintas a golpe de metáfora pero sin piedad contra quienes en su día utilizaron al matrimonio presidencial como «punching ball». Ahora es su hora de la venganza, aunque en su voz templada y con su timbre sensual la descarga suene bien y hasta sea melodiosa.
Un ex presidente «cañón»
De momento, sólo se ha podido escuchar «Chez Keith & Anita», el single que este lunes nos servía a modo de entrante. Una recreación musical del ambiente bohemio y abiertamente liberado en el que transcurrió la relación sentimental del guitarrista de los Rolling Stones, Keith Richard, y la actriz y modelo Anita Pallenberg, en un verano allá por los 60. En consonancia con los nuevos tiempos, la artista, que ha firmado con la mítica Barclays (Universal), opta por la red para lanzar este primer tema. Un aperitivo acústico que ya ha recibido miles de visitas a través de YouTube y que las radios galas emiten casi en bucle. El disco sale a la venta el 1 de abril pero hubiera seguido en la recámara si el paréntesis presidencial se hubiera prolongado.
Convaleciente tras la derrota electoral, Bruni le rinde homenaje a su hombre, al que figuradamente llama «Mon Raymond». «Todo lo tiene bueno, es auténtico valor...», afirma de «Sarko», al que, tantas veces criticado por su físico, ensalza sin rubor: «Mi Raymond está cañón, es una bomba atómica», para rematar la oda a su marido con un arriesgado pareado: «Y aunque lleve una corbata, mi Raymond es un pirata». Más severa resulta la andanada musical contra el mundo periodístico al que se refiere como «Les diseurs» («Los habladores»): «Cacarean o graznan, cotorrean en sus gallineros...».
En un alarde de provocación, confiesa algunos pecados en otro tema dedicado al cigarrillo. Reconoce que, «para hacer como Gainsbourg», de vez en cuando se enciende uno «después del amor y para antes de la muerte». Será en otoño cuando, guitarra en ristre, coja carretera y manta para reencontrarse con el público. De momento, su «come back» se hará sobre la escena del Casino de París, el 22 de noviembre.
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