Casas reales

Veredicto sobre el chamán de Marta Luisa: «Es un charlatán»

Durek Verret y Marta Luisa de Noruega, en unas recientes vacaciones en Turquía
Durek Verret y Marta Luisa de Noruega, en unas recientes vacaciones en Turquíalarazon

en casa de Antonio Banderas dijo que era un «hacker de emociones». Los escépticos no creyeron mucho en su filosofía.

Marta Luisa de Noruega ha sido la última (por ahora) princesa de cuna en mostrar su rebeldía ante lo que podía denominarse el «establishment» palaciego y las altas esferas sociales. Su noviazgo con Durek Verret, de profesión chamán, al que presentó oficialmente en Marbella, no cuadra con las reglas no escritas que recibieron ella y su hermano desde la cuna. Aparte de esta singularidad, las princesas «indisciplinadas» –como las mujeres que han formado la corte Grimaldi, en Mónaco– no han sido habituales en las coronas nórdicas. El problema más grave que hubo en su tiempo fue el matrimonio del rey Harald con la azafata Sonia, que no pertenecía a ninguna Casa Real. Aquel noviazgo inicialmente no fue bien recibido por el pueblo, que hubiera preferido a la primogénita de los reyes de Grecia. Para la reina Sofía, Harald fue su primer amor. El destino hizo su trabajo y los noruegos aprendieron a querer y admirar a una de las consortes coronadas que mejor representa lo que supone un aprendizaje regio. Sin embargo, el «sanador de almas», como se define Verret parece que no va a ser capaz de encajar en la familia como si lo hizo la actual reina Sonia.

Quizá lo que más ha chocado de ese enamoramiento tan singular de Marta Luisa hacia el chamán haya sido precisamente la utilización del título de princesa para los negocios comunes. Al principio, la relación no era de dominio público y, por lo tanto, los que les habían visto juntos daban por sentado que tenía que ver con la idea de Marta Luisa de retomar una empresa de entretenimiento lúdico que montó años atrás y que más tarde abandonó. Antes de que el «innovador de la evolución» (también se define así) llegara a su vida, ya había sorprendido aconsejando a los noruegos que hablaran más con los ángeles para conseguir la paz interior. Una reflexión que podía traducirse como sesiones de meditación y por lo tanto nada extraño aunque ella insistiera en diferenciar una cosa de la otra y mantener su relación con el más allá.

El desembarco de Míster Chamán, así lo ha bautizado la Prensa norteamericana al ser también muy amigo de la Gwyneth Paltrow, trajo consigo una serie de problemas para la corte noruega. Los reyes titulares no hablaron, pero si Haakon, que no estaba dispuesto a que las rebeldías de su hermana tuvieran consecuencias en su vida como heredero. Durek también se hace llamar «hacker de emociones», y lo explicó a varios de los invitados en la casa de Antonio Banderas, en Marbella, al día siguiente de la fiesta solidaria Starlite. Los más escépticos llegaron a una conclusión común: «Es un charlatán de manual de autoayuda. Maneja la psicología y desde luego no hay duda de que Marta Luisa se encuentra en su órbita, ya que acepta todo lo que dice». Hay un dato que también se ha publicado y que no afecta a la relación amorosa. Cuando se supo de su relación con la princesa apareció Hank Greenberg, su novio durante cinco años. Ambos daban talleres y conferencias bautizadas «El cielo y la Tierra», muy parecidas en esencia a las de «El chamán y la princesa». La explicación que dio fue que siempre le amaría: «En mí hay masculinidad y feminidad y defiendo el amor sin importarme el género», y añadió que amaba a la princesa porque «ella entiende de esto».

Conversaciones con los ángeles

Marta Luisa podría haber sido la futura reina de Noruega, pero la Ley Sálica que existía al nacer su hermano menor Haakon la relegó al cuarto lugar por debajo de sus sobrinos Ingrid y Sverres. Marta Luisa se casó con Ari Benh, al que la Prensa noruega calificaba de artista bohemio por no definirlo como de extravagante y vago. En su haber hay varias puestas en escena en la etapa en la que el matrimonio real se instaló en Londres. Unas «performances» donde aparecía bien vestido y plantado en una esquina con un cartel que decía: «¡Soy un pobre escritor y artista noruego, ayudadme!». Esas imágenes sirvieron para recibir un toque de atención que no sirvió para mucho. Al cabo de los años, el matrimonio se rompió. Ari Benh dejó de ser noticia y Marta Luisa volvía a su soltería y a sus conversaciones con sus ángeles. Marta Luisa y su chamán tienen intención de vivir cerca de Oslo y visitar España más a menudo. Incluso podrían organizar talleres espirituales en Madrid.