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«123456»: una clave con la que asegurarse un buen susto
Optar por una contraseña sencilla –siendo la reina el «123456»- o por datos fácilmente predecibles, abre las puertas a cualquier usurpación del email y otros registros.
El internauta es mucho más predecible de lo que se piensa. Frente a numerosos casos de fraude electrónico, suplantación de identidad y robo de datos, surge una pregunta: ¿se ponen las barreras adecuadas para proteger el acceso al e-mail y otros datos?
La respuesta, a tenor de los datos, ofrece un ‘no' rotundo. Una lista en la que se recogen las principales contraseñas de los usuarios de correo electrónico de «Hotmail» arroja datos muy esclarecedores sobre los riesgos que circulan en la Red. Con mucha diferencia, la clave más utilizada es «123456», una serie tan obvia –y fácil de recordar- que hace vulnerables a miles de internautas. La segunda contraseña más empleada no difiere mucho: «12345678».
Para evaluar los niveles de seguridad, hay que acudir a otros datos muy relevantes. El 43 por ciento de las contraseñas sólo tienen letras minúsculas, un 18 por ciento se basa sólo en números y únicamente el 6 por ciento de las 10.000 claves destapadas, intercalaban letras con números.
En el caso de los propietarios de las cuentas en español, destacan nombres como «Alejandra» o «Alberto».
Cómo tener una contraseña segura
A la hora de elegir una buena clave para cualquier registro en internet, lo más seguro es adoptar una contraseña con cerca de diez caracteres y que cuente con números, letras –incluso intercalar mayúsculas y minúsculas- y símbolos.
Huir de las series de números o letras fáciles, como «123456» o «qwerty», y de las fechas de nacimiento u otros datos personales fácilmente relacionados con el usuario, son algunas de las reglas básicas.
Además, al margen de la elección de la «palabra mágica», se recomienda mantener actualizado el antivirus, no permitir que los navegadores almacenen la contraseña, en sitios públicos o en ordenadores sospechosos emplear el teclado en pantalla, cambiar la contraseña regularmente y hacer uso de una palabra suficientemente complicada y con una pregunta secreta difícil.
Robo de contraseñas: un método no tan sofisticado
Para tranquilidad del espacio virtual, las técnicas para sonsacar este tipo de información se basan fundamentalmente en descuidos y exceso de confianza o ignorancia por parte del internauta, más que en avanzados conocimientos informáticos.
A través de postales o programas adjuntos que piden «reiniciar sesión» de correo, siendo los datos que se introduzcan enviados a otra persona inmediatamente. Es uno más de los numerosos métodos de la verdadera amenaza: la ingeniería social. Ésta consiste en «abusar» del desconocimiento o la inocencia de la víctima, a la que se le piden directamente sus datos con estos simuladores de acceso al correo electrónico.
Las contraseñas almacenadas en el navegador para que éste se conecte automáticamente a la cuenta de email, son otra puerta abierta para alguien con acceso a ese ordenador.
Además, existen rastreadores, que son pequeñas aplicaciones que registran todo lo que se teclea en una computadora.
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