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Ocasión fallida por Alberto CARNERO

La Razón
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La Presidencia española de la Unión Europea, pese a la gravísima crisis económica y financiera, contaba con elementos suficientes para haber logrado objetivos importantes. En el interior, Zapatero ha tenido un amplio respaldo político por parte de la mayoría de la oposición –en especial del PP– que ha actuado en todo momento con exquisita lealtad. Algo, por cierto, que no ocurrió en la anterior Presidencia de 2002, cuando Zapatero era el líder de la oposición. En Europa, la entrada en vigor del Tratado de Lisboa había levantado ánimos y despertado expectativas. La salida del ensimismamiento institucional en el que Europa languidecía desde hace casi una década era una ocasión para encarar la crisis e impulsar las reformas necesarias que permitan volver a crecer y a crear empleo. El nuevo tratado era también una oportunidad para hacer oír la voz de Europa en el mundo. Zapatero podía enderezar la triste imagen exterior de nuestro país, después de unos años de política exterior basada en el empecinamiento ideológico, la improvisación y la ausencia de un diseño claro, serio y coherente.En lo que de verdad importaba, la recuperación económica basada en la responsabilidad fiscal, la Presidencia de Zapatero mostró desde muy temprano su falta de credibilidad. No se puede liderar si se es un riesgo sistémico para el resto de socios. Así fue. Desde mayo, las decisiones de política económica para España las toman otros y no Zapatero. Ahí acabó la Presidencia española. El resto de socios no podía permitir que la frivolidad y las ocurrencias económicas convirtieran a España en una amenaza para el euro. En política exterior, los nuevos instrumentos que ha establecido Lisboa han mostrado que el hábito no hace al monje. La suspensión de la cumbre con Estados Unidos fue una prueba dolorosa de la creciente irrelevancia estratégica de Europa. Lo mismo puede decirse de la suspensión de la cumbre de la Unión por el Mediterráneo. El mundo sigue girando. Europa necesita un liderazgo fuerte que entienda la globalización y sea consecuente con la ambición estratégica que predicamos.

Alberto CARNERO. Director del Área Internacional de FAES