Barcelona
Cataluña entona el «Adiós España» de Joan Maragall
El himno nacional de Cataluña ha cerrado una ceremonia que ha transcurrido sin incidentes y que ha terminado con gritos a favor de la independencia por una parte del público asistente.
La desafección política que tanto temen los candidatos a la Presidencia de la Generalitat se coló ayer como invitada en la fiesta de la Diada. Muchos barceloneses aprovecharon que hacía buen tiempo para despedirse del verano, lejos de la ciudad. Y las 15.000 personas que, según la Generalitat de Cataluña, participaron en el acto institucional de la Diada se contagiaron del carácter sobrio y contenido del presidente, José Montilla. Entre el público, se vieron menos «esteladas» que otros años y apenas se lanzaron proclamas nacionalistas. Sólo al final, un grupo de soberanistas despidieron el acto con gritos de independencia y con la clásica cantinela «No queremos ser una nación de España, no queremos ser un país ocupado. Queremos la independencia».
Sobre el escenario, la nota reivindicativa la puso el director de la ceremonia, Joan Ollé, que para rememorar el 150 aniversario del poeta Joan Maragall –abuelo de Pasqual–, eligió la «Oda a Espanya», una de las piezas del conjunto «Los tres cantos de Guerra», escritos entre 1896 y 1899, que acusa a España de vivir de glorias pasadas e insta a Cataluña a romper la cuerda que le une con ella.
El cantautor Xavier Ribalta dio voz al texto que acaba con un «¡Adiós España!» y empieza con un «Escucha, España, la voz de un hijo que te habla en lengua no castellana». Esta apertura rendía homenaje al catalán, el hilo vertebrador del acto, por el que también desfilaron «sardanas flamencas» y jotas de estilo catalán, balear y valenciano, que vieron Montilla, sus consejeros y autoridades invitadas como Carme Chacón y Jorge Fernández.
La Diada dio comienzo oficialmente a la carrera electoral. Los partidos desoyeron a Montilla, que la víspera del 11 de septiembre recetó unidad para superar las desavenencias con España frente a la «pulsión separadora» que mueve a sus adversarios. CiU y ERC tacharon su discurso de partidista. Y desde el PP, Alicia Sánchez-Camacho reclamó que no se convierta la Diada en una acto de reivindicación soberanista.
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