Venezuela

Chávez hasta cuándo

Tras conocer la victoria, Chávez salió a celebrarlo en el Palacio de Miraflores, custodiado por su familia. El rojo fue el uniforme tanto en el balcón como en las afueras.
Tras conocer la victoria, Chávez salió a celebrarlo en el Palacio de Miraflores, custodiado por su familia. El rojo fue el uniforme tanto en el balcón como en las afueras.larazon

CARACAS- Hugo Chávez será presidente hasta 2019, pero lo será acosado por la enfermedad (la posibilidad de que el cáncer regrese), por la crisis económica (inflación, déficit) y por una oposición antichavista que es más fuerte que nunca y, por el momento, unida en torno al liderazgo de Henrique Capriles. Hasta ahora, Chávez podía exhibir cifras aplastantes en sus victorias electorales, con más del 60% de apoyo. Pero esto ya no existe. En los comicios del domingo, el presidente ganó con el 55,11% de los votos y Henrique Capriles, quien reconoció pronto la derrota, obtuvo el 44,27%. Se registró la mayor participación en décadas. Al mandatario lo respaldó el electorado de siempre, las clases más humildes que sienten por el comandante un fervor religioso, una pasión que va más allá de las ideologías. El propio Chávez sabe que lo que le espera es casi tan arduo como lo que ya pasó: «El mismo 8 de octubre comienza el nuevo gobierno del pueblo, de la justicia, el futuro y yo me comprometo y le pido a Dios que nos siga dando salud y vida para entregarme con mayor dedicación, con mayor empeño y eficiencia a luchar contra los tantos problemas que todavía aquejan al pueblo venezolano, porque son problemas por millones derivados todos del capitalismo y la pobreza de 200 años».

Chávez llegó a acumular una gran popularidad con promesas de inclusión y emprendiendo abundantes programas sociales que buscaban favorecer a las personas de menos recursos. Pero sus adversarios advierten de que los principales problemas del país –la inseguridad personal, el déficit de viviendas, la inflación y el desempleo– en realidad se han agravado durante su gestión y que ahora, después de 14 años de gobierno, no tienen perspectiva de mejora.

La gobernabilidad es otro de los retos a los que se enfrenta Chávez. El país sale de estas elecciones de nuevo partido en dos mitades. Con medio país en contra, y a la luz de sus declaraciones previas, el mandatario no tiene deseos de tender puentes para la reconciliación. Por otro lado, las especulaciones sobre sus dolencias se multiplican: el tratamiento, sus planes inmediatos y el impacto en el nuevo ejercicio de gobierno. En caso de recaída, el futuro del régimen chavista pendería de un hilo. Sobre todo porque si Chávez tuviera que renunciar y lo hiciera antes de sus primeros cuatro años de Gobierno, habría elecciones anticipadas en tan sólo 30 días. Y si algo ha caracterizado al chavismo es que no hay delfín ni sucesor. Habría que crear en un tiempo muy breve a un líder que cubriera el vacío dejado por Chávez. Además, Capriles podría presentarse de nuevo y ahora es un líder reconocido dentro y fuera de Venezuela. Es decir, en caso de que Chávez quedara fuera de juego por su salud, su puesto sería ocupado por el vicepresidente, tan sólo durante 30 días y con el objetivo de convocar elecciones. Únicamenete en caso de que Chávez ya hubiera cumplido su cuarto año en el poder, el vicepresidente completaría los dos años restantes de mandato.

Para Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, «el Gobierno usó el retorno del presidente Chávez para fortalecer su figura, su aureola como una especie de ser mágico que supera adversidades. De allí el manejo secreto, más que reservado, del tema de su enfermedad». «Esa imagen de ser invencible, que supera las adversidades, que arropa y destruye al adversario, forma parte esencial de la conexión de Chávez con la gente y por eso no sería bueno mostrarlo postrado en una cama», asegura León a LA RAZÓN.

«Renovarse o morir» es una frase que no parece tener espacio en el ideario chavista. Lejos de moderar su discurso, nada más ser reelegido volvió a asomarse al balcón presidencial para alzar la espada de Bolívar y evocar al pasado. «Fue una batalla perfecta en todas las líneas, una batalla democrática», festejó ante una multitud que lo ovacionaba y agradeció «a Dios» y a la «conciencia de nuestro pueblo» porque «no hubo nada que manchara nuestra batalla perfecta».

De cara a su tercer mandato, en lugar de centrarse en resolver los problemas de violencia e inflación que azotan Venezuela, Chávez ha presentado un plan de gobierno que promete incrementar significativamente el control del Estado sobre la actividad económica, política y social. El plan también sellaría en la Constitución la revolución socialista, transformando la actual estructura del poder político y realzando el papel económico de las agrupaciones revolucionarias, llamadas comunas. Estos cambios, según el chavismo, son necesarios para terminar con la desigualdad en el país petrolero, pero la oposición sostiene que el socialismo de Chávez sólo ha servido para destruir las instituciones democráticas del Estado y el aparato productivo, generando mayor pobreza. Venezuela se asoma, peligrosamente, al abismo.