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La encuesta / Estar a dieta: la ley del espejo

El 15,2% de los españoles sigue un régimen al menos una vez al año

La Razón
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Estamos encantados de habernos conocido. O eso parece, puesto que nos miramos al espejo y no vemos montículos que almacenan cenas y comidas a los que no hay manera de expulsar por salud y estética. Llega la Semana Santa, o lo que es lo mismo, las vacaciones con vistas al mar. Al lucir biquini o bañador estamos tan contentos con nuestro físico –un abrumador 80,1 por ciento no va a hacer dieta– que no nos proyectamos al futuro para lucir cuerpo serrano. Desde el cariño, la abundancia de personas con lorzas, yo misma, indica que hay que hacer dieta, aunque nos cueste reconocerlo –que así sucede–: un 66,2 por ciento no conoce a nadie de su entorno que vaya a hacer dieta. La respuesta tiene truco: las más de las veces nadie anuncia que se pone a dieta por no decepcionar y decepcionarse si no lo consigue.
¿Conclusión de esta encuesta? Sencillo: somos unos hipócritas. Lo de estar a dieta está tan estigmatizado como decir que se bebe o se fuma. No toca, simplemente. Pero está ahí, en soledad, sin que nadie pueda ser testigo, cuando tras la ducha nos medimos los michelines con gesto, no ya de preocupación, sino de angustia. Luego, cuando salimos al mundo, tratamos de poner la mejor de nuestras sonrisas y de nuestras respiraciones, para esconder los neumáticos, que si uno, o una, respira para adentro y está recta y, aún más, si hace el esfuerzo de meter el vientre al tiempo que da la cara, cuela.
Es lo bueno que tienen las encuestas, que dan permiso para mentir, para contar la realidad de la manera en que mejor se ajuste a nuestros intereses sin que nadie se percate. A no ser que, en Semana Santa, nos dé por el turismo cultural, que no es el caso. Playa y mar es lo que todos buscamos y lucir tipo es lo que perseguimos, con vientre plano y cuerpo sin perfiles a contraluz; aunque tampoco es necesario conseguir una silueta de modelo, con ocultar las vergüenzas es suficiente. Y lo último para presentar lo contradictorios que somos: no hacemos dieta, pero lo que sí queremos es perder casi cinco kilos…¿Cómo? Es algo incompatible, a no ser que se piense que con quitarse las cervecitas y el chocolate, que nunca falla después de una buena cena, ya se está haciendo dieta. Está claro, una de dos, o somos unos inconscientes o negamos la mayor para no pagar el peaje… de hacer dieta y reconocerlo, aunque nos salga mal.