Parados de larga duración
Derecho a decidir por Javier G FERRARI
Ahora que lo que se lleva es el derecho a decidir, yo he decidido que mañana iré a trabajar. Me imagino que como yo habrá unos cuantos millones de españoles que, sabiéndose unos privilegiados en estos tiempos en los que la destrucción de empleo es el pan nuestro de cada día, tienen pensado poner el despertador y salir de casa a pesar de que no saben, no sabemos, si se cumplirán los servicios mínimos en el transporte público. La ministra de Fomento, Ana Pastor, pensaba hace apenas una semana, cuando acudió al foro de este periódico, que los sindicatos iban a respetar lo pactado. Pastor, que es una de las mejores cabezas políticas del Gobierno, lo dijo en LA RAZÓN no porque sea una ingenua, sino porque es sensata y sabe que haber arrojado la más mínima sombra de duda sobre la buena fe de los responsables de UGT y CCOO, hubiera sido interpretado inmediatamente como una provocación, y la ministra tiene ya mucha «mili» en esto de la cosa pública como para cometer errores gratuitos como sí han cometido algunos de sus compañeros de partido, e incluso de Gobierno, en estos casi once meses en los que el PP ha tenido que enfrentarse a una crisis sin precedentes, y no únicamente económica. Pero mañana Méndez y Toxo, que se han pasado las últimas semanas recorriendo España para calentar el ambiente y que no les pase como en la anterior huelga general, que de general tuvo más bien poco, se juegan mucho. El prestigio no, porque lo perdieron a raudales durante los años en los que el zapaterismo generaba miles de parados diarios sin que ellos abrieran la boca salvo para recibir el maná de las subvenciones, pero sí el escaso crédito que todavía les queda entre los militantes bienpensantes de izquierda y muchos de los ciudadanos que las está pasando canutas. Por eso me malicio que los piquetes informativos, los que informan de que si no cierras tu comercio o te bajas de tu taxi, del autobús o del metro, te puedes llevar un disgusto en forma de lunas rotas, silicona en las cerraduras, o una brecha, van a estar muy activos. Y créanme, nada me gustaría más que equivocarme.
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