Casa Real
La Familia Real apenas visitará Palma este verano por Jesús Mariñas
No se augura un buen verano oficial palmesano. La recuperación del Rey –a quien muchos daban por moribundo y acabará con nosotros– impone vacaciones diferentes. Aunque los últimos años –prácticamente desde que la Copa náutica de Su Majestad dejó de ser patrocinada por Perfumes Puig– experimentaron bajón en los niveles sociales, cortesanos y deportivos. Nada que ver con esplendores pasados donde el Náutico palmesano parecía una sucursal madrileña llena de corrillos, intrigas y lo marinero transformado en escaparate de apetencias: todos buscando aproximarse o dejarse retratar con el monarca.
Ahora las aguas vuelven al cauce. Creen que Letizia y las Infantas se dejarán caer por Marivent a finales de este mes aprovechando que el Príncipe de Asturias representa a España en un acto presidencial de Hispanoamérica. Días después llegará Doña Sofía, y a Don Juan Carlos únicamente se le espera, al menos físicamente, el 6 de agosto para entregar los trofeos de la prueba que lleva su nombre. Ya no compite en ella desde hace unos seis años, aunque Josep Cusí anunciase recientemente a bombo, platillo, y con sabe Dios qué intenciones, que el Rey abandonaba la náutica el próximo septiembre. Cuantos éramos habituales al verano mallorquín con su regata sabíamos que no era así. Cusí deformó la realidad y la rodilla real impone ritmo. Los Príncipes acaso sólo estén allí la primera decena agosteña porque Letizia prefiere los aires norteños. Nunca deja de visitar la Asturias tan añorada, cuyos atardeceres obligan a ponerse rebequita. En Palma y Marivent se ahoga, incluso en sus infrecuentes salidas al mar. Podría decirse que detesta el Mediterráneo, hay que entenderla criada en veranos más refrescantes.
En cuanto a las Infantas Elena y Cristina siempre son impredecibles. Sorprenden cada verano con idas y venidas un poco al tuntún, siempre intentando coincidir lo menos posible con su cuñada. Visitarán aquello por cumplir, hacer acto de presencia y no levantar más rumores de incompatibilidad recíproca. Un mero trámite sin aquellas jornadas más juveniles que cada madrugada acababan en La Polka con las del alba. Tiempos en que la Prensa las sometía a intensa persecución nocturna con frecuentes cenas en Puerto Portals, que sigue gustando a Don Juan Carlos pese a que siempre está a tope. Es fiel al Flanigan y a la amistad de su propietario, Miguel Arias. Expectación por ver qué será-será. La pierna del Rey ya casi está a punto, pero los muchos escalones de Marivent parecen impedimento para que se aposente como solía durante los dos meses estivales. Mejor permanecer en La Zarzuela el mayor tiempo posible, donde todo, absolutamente todo lo necesario, está a mano. Habrá que ver. Quedamos a la espera y en posición de firmes.
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