Castilla y León
Soluciones tecnológicas contra el fuego
Cámaras capaces de detectar focos de calor de un metro cuadrado o ver humo hasta en 20 km y cartografías digitales para definir la mejor ruta para los bomberos son algunas de las nuevas soluciones para prevenir las catástrofes de los incendios
Con las altas temperaturas llega el peligro de incendio a la Península y, aunque parece que cada año aumenta el riesgo de que alguno se desencadene, también crece la tecnología aplicada a la prevención y «a coger las cosas a tiempo»; cuando las llamas aún se hallan en pequeñísimos focos. Es el caso de Faedo, el sistema de detección de incendios desarrollado por Indra en su Centro de Excelencia de Seguridad de León y cofinanciado por la Junta de Castilla y León a través de la Agencia de Inversiones y Servicios. La diferencia con respecto a «la multitud de herramientas utilizadas por los centros de defensa del fuego que ofrecen datos muy valiosos es que ofrece una información integrada. Es un verdadero sistema de apoyo a la toma de decisiones», explica Fernando Aller, responsable del proyecto.
El sistema, que permite ver qué ocurre en el campo tanto de día como de noche, con niebla o humo, consta de puestos de vigilancia y un centro de control al que llega la información a través de una red de comunicaciones. Los puestos aprovechan las instalaciones del terreno, si hay torres de comunicaciones se montan sobre ellas. Para «mirar» el bosque se ubican: una cámara térmica, que puede detectar un foco de incendio de un metro cuadrado a cinco kilómetros de distancia y capta en blanco y negro los puntos calientes; una o varias cámaras visibles (convencionales, pero con más calidad) para detectar columnas de humo, con un alcance de 20 km. Las imágenes se descomponen en los tres espectros de color para analizarlos por separado y descartar fenómenos como nubes bajas, etc., y una estación meteorológica para obtener datos de temperatura, velocidad y dirección del viento.
Módulo forense
De aquí se lanza la información por la red de comunicaciones, que puede estar integrada con alguna de emergencia ya existente o ser nueva, e independiente de las de las compañías para que las averías o pérdidas de servicio no influyan. Un sofisticado software analiza las imágenes en tiempo real y muestra los focos de incipientes fuegos sobre una cartografía digital en las pantallas del centro de control o en dispositivos móviles o, incluso, en centros de operadores remotos: «El sistema puede incorporar un simulador capaz de predecir la evolución del incendio. Se tienen en cuenta factores como la dirección y velocidad del viento, la orografía (pendiente, presencia de agua), la temperatura…», afirma Aller. Gracias al seguimiento vía satélite se pueden diseñar los itinerarios óptimos para los bomberos y, a través de la combinación con el módulo forense, se localiza exactamente el punto donde se declaró el incendio para determinar con exactitud sus causas.
Una red compacta que aun así es capaz de romperse siguiendo los parámetros de la inteligencia distribuida. Es decir, que si existe una avería en un puesto, el resto de la red sigue funcionando. Y para quien piense en un campo lleno de puestos de control, hay que aclarar que gracias al largo alcance de las cámaras, en zonas de valle abiertos un único puesto de control puede supervisar miles de hectáreas. De hecho, las primeras pruebas se están llevando a cabo con dos puestos: uno de imagen térmica en la Fundación Santa Bárbara, en La Ribera de Folgoso, (León), y el segundo se «está instalando en una ubicación cercana al Puerto de El Manzanal y terminará antes del final de la campaña», termina Aller.
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