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La «flipante» conquista de la Nueva España por Francisco Nieva
En París, una amiga mía, a su vez gran amiga de Bona de Pisis, la que fue amante por mucho tiempo de Octavio –a sazón en pleno idilio–, me dijo: «Tienes que conocer a Bona y a Octavio, que te van a encantar. Bona tiene una casa preciosa, casi un palacete, en Venecia, que heredó de su tío, el famoso pintor. Bona y Octavio pasan largas semanas allí, pero cuando no la ocupan, ella prefiere alquilarla a personas de confianza». Así tuve la suerte de ocupar aquella casa, que fue el «nido de amor» de pareja tan deslumbrante, por la inusitada belleza de Bona y por el supremo talento de Octavio, que tampoco era manco en apostura física.
De inmediato se estableció entre nosotros una rara amistad. Octavio estaba, más que animoso, exultante, brillante y feliz. Enseguida me dijo: «Te voy a recomendar el libro que un español como tú no debiera desconocer. Para mí, que soy mexicano, ha sido clave, me ha apasionado, conmovido, estremecido como no te puedes figurar. Y además es una obra literaria de gran envergadura. Con la galanura expresiva y coloquial de Teresa de Jesús, que escribía como hablaba, con la diferencia de que su autor era un soldado del imperio. Todo en él es tan verídico y certero como las confidencias de la Santa. Te va a asombrar».
Un día después me hizo llegar el libro, que me regalaba impaciente porque lo leyera sin demora, temeroso de que olvidara su recomendación. ¡Sorpresa! Era la joya mayor de los cronistas de Indias, un monumento histórico y literario sin parangón. Este libro magnífico acaba de reeditarlo –para inaugurar su nueva colección de clásicos españoles– la RAE, a la vez que otro monumento, «La Celestina». ¿No dice nada esta comparación o emparejamiento de dos obras tan diferentes? Testimonio de su importancia histórica y literaria, de quien fuera un soldado al servicio de Hernán Cortés: «La conquista de la Nueva España», de Bernal Díaz del Castillo. Apuesto a que quien no lo conozca puede «flipar». Fiémonos de aquel encendido consejo por parte de otro gran escritor y poeta como Octavio Paz.
Francisco Nieva
de la Real Academia Española
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